Amnesias
Al alcalde de Benidorm le ha entrado el síndrome de Terra Mítica y ha investido a Maruja Sánchez con el ropón de Midas "porque todo lo que toca lo convierte en oro", facultad que explicaría su perentorio enriquecimiento, en la bien humorada opinión del primer edil. Olvida, sin embargo, Pérez Devesa que en la fábula esgrimida, aquel rey de Frigia terminó ocultando sus orejas de asno que le crecían sin cesar. Los dioses son volubles e inclementes, cuando dirimen sus diferencias en el pellejo de las criaturas humanas tan frágiles y propicias al extravío de la memoria. En las Cortes, el presidente Zaplana, soslayó, en una pirueta torera, la embestida parlamentaria de Albert Taberner, para caer en una trampa de caza mayor: en su alegato contra el transfuguismo, mentó la cuerda del ahorcado. Cierto que no ha dinamitado ningún grupo político, pero es que con cohetería de feria resulta difícil, por mucho entusiasmo que le ponga. Y cierto también que fue el transfuguismo de Maruja Sánchez la bandeja donde se le ofreció la cabeza de Catalán Chana y su acceso a la alcaldía de Benidorm, es decir, una de las llaves maestras de su escalada a la Generalitat. Eduardo Zaplana que fue militante de aquel volátil centro de Suárez, llegado su momento, se alistó de cabo de gastadores, en la derecha conservadora. Pero la desmemoria causa estragos propios y ya muy contadas perplejidades ajenas. La desmemoria, la presura y el indeterminado destino de un fax pueden acreditarle a Joaquín Farnós la condición de imputado. El TSJ ha considerado que la reapertura de las investigaciones del caso de la hepatitis C, por una presunta revelación de secretos, en la rueda de prensa, donde el consejero de Sanidad hizo público el informe que lo exculpaba de cualquier negligencia a él y a su equipo, mientras toda la responsabilidad se derramaba sobre Juan Maeso. Algo que aún mosquea lo suyo. Descomunal y penosa amnesia la de la Consejería de Educación y Cultura que no recuerda -o no quiere recordar- la biografía ni la bibliografía de Enric Valor, tan próximo, tan prójimo. Esta comunidad, de dudoso presente, de futuro incierto y de memoria despedazada, tiene que cumplir la penitencia de las rutas del Mío Cid. Y veremos en qué robledal se esfuma, con algo de suerte.
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