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Vuelve el "tiburón" de los agentes

Tras dejar Disney, el todopoderoso Michael Ovitz desata una guerra de lealtades en Hollywood

Michael Ovitz ha regresado a su antiguo oficio con la fuerza -y los efectos colaterales- de un tornado. El temido superagente de las estrellas de Hollywood ha cerrado el paréntesis de su fatídica co-presidencia de Walt Disney y ha regresado a lo que mejor sabe hacer, lo cual supone malas noticias para sus antiguos socios. En pleno ojo del huracán está el anhelado tesoro de representar a personas como Steven Spielberg, Madonna, Martin Scorsese y otros famosos, que se encuentran en la tesitura de regresar con Ovitz o exponerse a su furia.Ovitz es en Los Ángeles el equivalente del tiburón de las finanzas de Wall Street. Sólo que en el mundo de las finanzas no ha habido una persona que por sí misma haya acumulado una cantidad equivalente de poder y mitología en torno a su persona. Durante casi dos décadas, Ovitz dominó Hollywood como co-fundador y presidente de Creative Artists Agency (CAA), la más potente agencia de actores del sector. Pese a que no dirigía ni producía películas, ni era jefe de un estudio, hacía y deshacía tratos, dirigía el ascenso y la imagen de las estrellas y se ganó la fama de ser un tipo con quien era mejor no enfrentarse.

En 1995 se cansó de servir a sus clientes, según sus propias palabras, y pensó que su futuro estaba junto a Michael Eisner, dirigiendo un gran estudio como es Walt Disney. El estudio inventó un puesto para él, ligeramente por debajo de Eisner, pero en el plazo de quince meses la lucha de poder se reveló insoportable para ambos. Además, en la empresa se le consideró incompetente para el nuevo trabajo. De manera que Ovitz abandonó la compañía de Mickey Mouse, pero asegurándose una jugosa indemnización (previamente negociada por si acaso) de más de 100 millones de dólares.

Con parte de ese dinero, Ovitz inauguró el pasado mes de noviembre el Artists Management Group, a escasos metros del edificio de la CAA (del cual sigue siendo propietario, y cobrando alquileres). En vez de agente, Ovitz quiere ser manager, que parece lo mismo pero no es igual. Por ley, el agente firma contratos específicos con la estrella de turno para una película y se queda con el 10%.

El manager contempla la carrera del artista a largo plazo, puede producir películas y figurar en los títulos de crédito. Y además se lleva el 15%.

En teoría un actor puede tener agente y manager a la vez. Pero la nueva dirección de CAA ha dicho a sus clientes que no pueden irse con Ovitz, o mejor dicho, que tienen que elegir. Con otros managers, sí pueden. En concreto, la CAA envió en enero un ultimátum a Martin Scorsese, Marisa Tomei, Mimi Rogers, Sidney Pollack, Claire Danes, Minnie Driver y Lauren Holly. Los tres primeros, además de Robin Williams, ya se han ido con Ovitz, a pesar de la advertencia del presidente de la CAA de que "Ovitz no es un colaborador, es un competidor. No se puede confiar en su trabajo y no vamos a compartir clientes".

Muy pocos famosos de Hollywood quieren hablar abiertamente de sus preferencias de representación. Como no se sabe las vueltas que dan las cosas, nadie puede hablar mal de Michael Ovitz. Pero, por ejemplo, el jefe de un estudio (sin dar su nombre) ha dicho a la revista Time que Ovitz ha declarado claramente la guerra a los estudios. Se sabe que además el superagente está firmando acuerdos paralelos con productoras de música, teatro, Internet y televisión.

El Hollywood Reporter, uno de los dos periódicos del sector junto a Variety, tituló en portada: "La gran guerra entre Ovitz y la CAA ¿De qué lado estás?", sacando a relucir la brecha abierta en la comunidad del cine. Otros clientes de CAA que de momento no han acudido al canto de sirena de Ovitz son Madonna, Tom Hanks y Steven Spielberg. Pero otros que sí lo han hecho son Leonardo Di Caprio y Cameron Díaz, que no estaban con la CAA.

Esta batalla de "o conmigo o contra mí" no es tan trivial como parece. Los agentes han sido los que han elevado a 20 millones de dólares el caché típico de los actores de primera fila de Hollywood. Además, la intermediación de un agente determina en muchos casos el éxito o el fracaso de una película. Sin ir más lejos, la presencia de Leonardo Di Caprio en Titanic se debe a su agente, Rick Yorn. ¿Y qué hubiera sido de Titanic sin Leonardo? O dicho de otra forma, ¿qué hubiera sido de Leonardo sin Titanic?

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