Puntualidad

DE PASADALa nueva cátedra de Participación Ciudadana nació ayer en Córdoba con menos participación de la prevista. El presidente de la Diputación, José Mellado, se demoró más de una hora, con lo que el acto empezó sin su presencia. Instantes antes, con 65 minutos de retraso, hizo su aparición el rector de la Universidad de Córdoba, Eugenio Domínguez. Una vez llegado éste, el bautizo de la cátedra comenzó, no sin explicar el motivo de la demora: la manifestación de los trabajadores de Telefónica tenía colapsadas las principales calles de la ciudad. En cierto modo, da alegría ver que también los próceres locales sufren los pequeños inconvenientes de la vida diaria. Eso es bueno, así podrán plantearse cómo solucionarlos. Regocija ver llegar al magnífico rector colorado como un tomate y con la corbata descolocada a causa de las carreras para llegar a su cita, una vez abandonado el coche oficial lejos del salón de actos. Entiéndase bien: estos detalles humanizan a los políticos y los acercan a los ciudadanos. No hay problema. Hasta aquí el lado amable de tanto retraso. Cierto es que los trabajadores de Telefónica obstaculizaron de un modo imprevisible la llegada de Domínguez y Mellado. Pero no es menos cierto que ambas personalidades venían de un acto que se celebraba en la otra punta de la ciudad. A las 13.00 horas, se ponía la primera piedra del edificio de consultas externas del Hospital Reina Sofía de Córdoba. En ese mismo momento, estaba previsto el inicio de la conferencia inaugural de la Cátedra de Participación Ciudadana. Sin duda, no se podía estar puntualmente en sendos lugares, con lo que la culpa de Telefónica es relativa. Pase que se hiciera esperar a los medios de comunicación, en las más de las ocasiones son los propios reporteros los que no acuden puntualmente a su cita por coincidencia de actos, y, hay que decirlo, los protagonistas de la noticia atienden cortésmente a la prensa aún en esos momentos. Pero en esta ocasión no eran los medios los que esperaban sino el mundo universitario citado en el salón de columnas del Rectorado. A la cabeza, el conferenciante invitado, Javier Pérez Royo, quien, con su fácil parlamento, entretuvo la espera y facilitó los titulares para el día siguiente. Que no se tome como una crítica, es comprensible que los dirigentes locales acudan a los actos que interesan a la ciudad. Pero si no se sale en una foto, tampoco pasa nada. ANTONIO FERNÁNDEZ