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Entrevista:

"En Madrid hay cada vez más jóvenes entre las personas sin hogar"

Darío Pérez (Madrid, 1959) es, desde hace una década, el director del centro de acogida municipal para indigentes de San Isidro. A él le gusta recalcar lo de centro de acogida para que no se llame albergue a este recinto situado en el paseo del Rey. "No se trata de un eufemismo ni una cuestión semántica; es que en un albergue lo que se da es cama y comida, y en San Isidro, además de esos servicios, se trabaja con cada usuario para conseguir que normalice su vida y pueda dejar el centro". Como muestra de esta atención especializada menciona los programas para la rehabilitación de alcohólicos, heroinómanos y enfermos mentales con que cuenta este recinto de 269 plazas. Pregunta. ¿Hay suficientes camas en los albergues madrileños en estos días fríos?

Respuesta. Sí; si hace falta se ponen camas supletorias, pero a nadie se le deja en la calle.

P. Sin embargo, sigue habiendo personas que pasan la noche a la intemperie.

R. Es que nosotros no podemos obligar a nadie a venir a un centro si no quiere. Lo que puedo asegurar es que en los días más fríos hay un equipo de trabajadores sociales que recorren en furgoneta la ciudad intentando convencer a los más reticentes. Algunos de los más reacios se cobijan en el metro de Atocha.

P. No parece que una estación de metro sea un lugar adecuado para guarecerse.

R. Es un recurso más. Sería penoso si sólo existiese esa posibilidad, pero no es así. En todas las ciudades europeas se toman medidas similares para los reacios a los albergues.

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P. ¿No sería mejor un albergue para esos casos?

R. En Madrid capital no hacen falta más albergues de tipo general, lo que es preciso es contar con minirresidencias y pisos tutelados para usuarios específicos del centro, como los que llevan en él años, los enfermos mentales y los drogodependientes rehabilitados. No se trata de abrir más albergues, sino de buscar alternativas a quienes viven ya en ellos.

P. ¿Ha cambiado mucho la situación en los diez años que lleva en el cargo?

R. Sí. Ahora, entre las personas sin hogar, hay más jóvenes que antes, debido, sobre todo, a las drogodependencias. En 1995, un 14% de los usuarios de San Isidro tenía de 18 a 30 años y ahora suponen el 17,3%. También nos llegan más mujeres, aunque siguen siendo pocas. Además, en los últimos años acuden a nosotros más inmigrantes.

P. Pero cabe suponer que habrá un número importante de inmigrantes sin hogar.

R. No; una persona sin hogar es alguien que, además de carecer de vivienda, sufre un gran deterioro psicológico. Lo que hay es inmigrantes sin techo porque acaban de llegar y pasan una situación difícil. Pero suele tratarse de personas con gran capacidad para salir adelante, que recurren a los albergues mientras buscan una vivienda y un trabajo.

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