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El Deportivo sale indemne

El Valencia no puede con la muralla del equipo gallego tras un partido intensoValencia 0; Deportivo 0

Un resultado previsible para un partido previsible. El choque no defraudó. Tuvo intensidad y fuerza. Un partido de mucho calibre. El Valencia y el Deportivo empataron en Mestalla tras un partido que mantuvo la incertidumbre en el marcador hasta el final. Sobre todo, porque el Valencia no se conformó con el empate, fue más equipo, ofreció más juego y dispuso de más ocasiones. Pero el Deportivo tuvo fortuna y salió indemne de un encuentro con muchos voltios. Llámese pelotazo, desplazamiento en largo o simplemente patadón, pero el caso es que el Valencia ha hecho fortuna con esta especialidad por la que el Piojo López se ha convertido en uno de los jugadores más determinantes del campeonato. Ancelotti, el próximo técnico del Juventus, volvió a asomarse ayer por Mestalla para ver de cerca a este argentino cuya velocidad le ha dado tantos puntos al Valencia. Y la impresión, se supone, fue la de siempre: la de un delantero imparable cuando se le conceden algunos metros de hierba. No hay duda: el ataque del Valencia primitivo y, por supuesto, muy previsible, aunque de momento nadie ha encontrado el antídoto. De modo que así fue como, una vez más, el grupo de Ranieri fue masticando el partido ante un rival muy considerable. Bien, así y con la sincronización de todo el equipo, que juega muy junto (una de las máximas de Ranieri) y sobre todo su centro del campo español (Milla, Mendieta y Farinós), que es una máquina de precisión. Sucede, además, que el Valencia no tiene ningún complejo en admitir sus carencias: ayer, por ejemplo, era consciente de su inferioridad técnica. ¿Y qué? El choque le pertenecía por empuje y por carácter. A pesar de que en ese aspecto también mantuvo el tirón el Deportivo, que ha mejorado mucho en cuanto a coraje se refiere en las últimas jornadas. Y de ahí su despegue tanto en la Liga como en la Copa del Rey. En el conjunto de Irureta, sin embargo, sobresale por encima de todo la sutileza del clásico Fran, que arrancó los aplausos de la tribuna de Mestalla cuando dejó sentados a tres contrarios en un regate improbable. El centrocampista gallego sigue siendo un jugador diferente y eso la gente lo percibe y lo agradece. De su bota izquierda partió lo más significativo del Deportivo, que también prometía cosas cuando el balón le caía a los pies del Turu Flores, que conduce el cuero cosido al tobillo. Por lo demás, el Deportivo se dedicó a defenderse por encima de cualquier otra consideración, y lo hizo con el orden que le ha inyectado Iruleta. Y no hay nadie que interprete este trabajo como Donato, que, a sus 36 años, hizo gala de mucha agilidad cuando cortó de tijereta varios ataques valencianistas. Ambos equipos sabían que el choque iba a decidirse en un par de detalles. El supuesto penalti sobre Angulo, por ejemplo, que no fue interpretado así por el árbitro, ante la consiguiente indignación de la grada. O el posterior remate al poste de Angulo, que después Angloma envió a las nubes. Es decir, que el Valencia derrochaba pólvora sin que ello se apreciara de ninguna manera en el marcador. Ante el lógico solazamiento del Deportivo, que abrigaba la esperanza de que el cuadro de Ranieri descendiera el ritmo que había impuesto en gran parte del primer tiempo.

La segunda parte se abrió con otro posible penalti a Carboni, que irritó a la grada, y un zurdazo de Claudio López que puso a prueba a Songo"o. El partido no perdió intensidad, y aparecieron las tanganas, que aumentaron todavía más la temperatura del partido. El dominio del Valencia era cada vez más evidente ante un Deportivo que se replegaba cada vez más. El grupo de Irureta se encomendó al buen momento del Turu Flores, que poco tuvo que hacer ante una defensa valencianista muy atenta. Nada extraño en un equipo armado desde atrás. Total, que al Valencia cogió las riendas del encuentro. Los de Ranieri pusieron mucho empuje, mordió en cada pelota. Estaba tan atrincherado el Deportivo, que el Valencia las pasó canutas para hilvanar algo de juego. Tampoco es lo suyo. El equipo gallego recurrió al oficio, que tiene mucho. Bloqueó el contragolpe del Valencia, con todo lo que ello supone para el conjunto valencianista, que no desfalleció; su empeño fue loable, pero resultó estéril. Mendieta mandó el balón al larguero, y Angloma tampoco aprovechó el rechace. Fueron los hombres del centro del campo valencianista los que se incorporaron ante las escasas opciones del Piojo López, que recibía suministro, pero con demasiados hombres encima tuvo muy muchos problemas para desbordar y buscar el tiro. Para desesperación del Valencia, el Turu Flores se convirtió en un defensa más.

El Deportivo se conformaba con el empate, pendiente de una jugada aislada, de un contragolpe infructuoso, de una jugada a balón parado. Así, cada cada córner en contra se convirtió en un suplicio para el Valencia, que sin embargo, salió reforzado de un choque muy disputado.

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