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Agua va

A veces, los que somos de pueblo recordamos con una sonrisa este grito de advertencia, ¡agua va!, que rara vez llegaba a tiempo porque siempre sonaba en los oídos después de quedar empapados del agua, hoy residual y entonces de lo otro, que tiraba por el balcón el empleado o empleada de hogar de turno y a la que se llamaba criada y algo más mientras ibas a casa a cambiar de ropa y de olor, sin dejar de mirar al causante que se disculpaba con un "haber tenido cuidado". Pues la que está cayendo no es poca. El ciudadano no sabe cómo quitarse de debajo del balcón del que todos tienen algo que tirar y siempre escucha la advertencia tarde. Si pasas por el Ayuntamiento sevillano te encuentras a un Rojas-Marcos que se lía en una crítica feroz hacia la alcaldesa por la forma en que se trató el protocolo en el funeral de las víctimas del muro y, después, se alía con Soledad para impedir que se investiguen las causas de esta tragedia. A unos ciudadanos les ha caído una de protocolo y, a otros, el muro. Si pasas por La General te encuentras con una labor primorosa, no sabes si la consultora está haciendo prácticas, si las está cobrando y si va a continuar trabajando en estos primores porque de un entrenamiento se trataba. Y sigue cayendo. Ahora los perros se tienen que quitar del balcón de la ira porque, conocedores como pocos de cómo son quienes les han enseñado a matar, saben que van a ser sacrificados para tapar la peligrosidad de sus dueños, que buscarán otros caminos donde desahogar su violencia y no quedará perro que nos defienda. Es la triste suerte de unos animales que no pueden votar y que ya han empezado a ser sacrificados. Aquella sonrisa, aquel ir a cambiarse de ropa maloliente, aquel taco mojado empieza a desaparecer a la misma velocidad que la luz pasea por el espacio y contemplamos, sin sobresaltos, cómo imputados sufren anginas de pecho que facilitan su puesta en libertad en nombre de la justicia y la salud, mientras dedican un partido político, sin nombre y con apellido, a intentar convertir parte de la Andalucía norteafricana en su particular Hong-Kong. No hay sorpresas. Unos debajo del balcón y, otros, encima, arrojando lo que les viene en gana, porque les ampara el grupo y una ideología, si es que la tienen, que sirve a sus intereses. ¡Agua va!.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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