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Imperturbable

Los estados de ánimo pueden depender de tantas cosas que son imprevisibles. Hay rachas en las que nos perturba el vuelo de una mosca y cualquier contrariedad nos irrita; otras, en cambio, son muy pocas cosas las que nos afectan y permanecemos imperturbables, como si nos levantáramos pasotas y necesitáramos una hecatombe para hacernos reaccionar. Así debo encontrarme yo estos días porque paso de muchas noticias como de algo ajeno. Con la salvedad de las catástrofes y las necesidades que siempre te pinzan las entrañas con el remordimiento, las demás no me importan. No me importa que El Giraldillo, de nuevo en sus alturas, sea una copia y no idéntica al original; al fin y al cabo, desde abajo veo lo mismo de siempre. Creo que incluso aceptaría con la misma docilidad una veleta abstracta; sería cuestión de buscarle un regocijo diferente como, por ejemplo, la aportación del final del milenio a la Catedral. No me interesan nada los avatares de Lopera con el nuevo estadio. Se me viene a la cabeza la palabra derroche, eso sí, pero la rechazo porque no soy aficionada al fútbol y a lo mejor se trata de un pensamiento demagógico. Nunca me siento segura con eso de la demagogia. Quizá ese estadio atraiga al turismo y genere puestos de trabajo, o produzca tanta felicidad entre los aficionados que los estimule en el camino de la sabiduría y la solidaridad. Pudiera ser que Sevilla suba escalones de prestigio con tanta infraestructura deportiva y ello revierta en bondades y beneficios para los ciudadanos. No es fácil formarse una opinión sobre la inversión de tantos millones sin tener la información completa, cosa de la que no tengo la menor probabilidad. Ni siquiera la edad me importa. Me he enterado de que el Aula de la Experiencia, que se supone es cosa de mayores, es, efectivamente, para mayores de 55 años; o sea que el año que viene, ya mayor, me podría matricular si quisiera. Bueno, pues lo disfrutaría, porque dicen que marcha estupendamente bien, con buenos profesores y alumnos motivadísimos. A lo mejor me transmiten su entusiasmo. Aunque espero que este pasar se me pase pronto, porque no debe ser buena tanta docilidad. Me preocupa.BEGOÑA MEDINA

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