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JAVIER HERNÁNDEZ FOTÓGRAFO "Las fotografías nacen de la intuición y la complicidad de la gente"

Maribel Marín Yarza

Javier Hernández (San Sebastián, 1960) huye de la fotografía de estudio, de los paisajes perfectamente trabajados. Busca siempre el trasfondo humano de la imagen, la complicidad de los personajes que ha retratado en sus viajes a El Salvador, China o Guatemala. Por primera vez desnuda su trabajo en Cómplices, una muestra de 30 instantáneas que expone en el Photomuseum de Zarautz hasta el próximo día 28. De su experiencia concluye: "Las fotografías nacen de la intuición y la complicidad de la gente". El fotógrafo brinda el fruto de su trabajo a esas gentes sin las cuales muchas de su imágenes no habrían existido. "El reportero", dice, "hace que la persona retratada sea cómplice de su trabajo; ellos te aguantan la mirada". ¿Existe algo más íntimo que la espera de un hombre lisiado, sentado, aguardando a escoger una prótesis? Este personaje de San Miguel (El Salvador) se dejó retratar por Hernández. Cómplices muestra la fuerza expresiva de instantes como éste, de momentos únicos de la vida, que pueden escaparse a la retina, pero que ha logrado captar el objetivo de una cámara. "Muchas veces es fruto de la casualidad", afirma. "Es uno de los pocos factores en los que uno puede confiar", precisa. "Por supuesto que el fotógrafo tiene que tener la intuición de estar en ese sitio, pero luego hasta que no llegas al laboratorio no sabes lo que tienes". Javier Hernández ha disparado miles de instantáneas. Tan sólo algunas han logrado reflejar esa mirada espontánea, alejada de toda pose, que consigue transmitir toda la historia del personaje al espectador, en otro contexto y otra época. El fotógrafo no encuentra barreras temáticas. Capta con la misma facilidad el ritual de un torero en el callejón o la rutina complaciente de un minero en el vestuario tras una jornada de trabajo. O sabe encontrar la mirada inocente de un niño en un funeral de soldados. Las fotografías de esta muestra hablan de la vida en blanco y negro. Hernández, que lleva más de 20 años en la profesión, lo prefiere al color. "Me facilita bastante el trabajo y creo que desnuda más la realidad fotografiada. Cuando trabajas en color tienes que saber combinar lo que retratas con las diferentes tonalidades". Hernández se sintió atraído por la fotografía desde joven, cuando descubrió las instantáneas que su padre guardaba celosamente en un armario. Comenzó a salir a la calle, con una bolsa, dos cámaras fotográficas y el ánimo de buscar historias. Más tarde compaginó la fotografía con la televisión y conoció la tiranía de la inmediatez de la prensa diaria, en la que trabaja desde 1993. De todos estos años guarda miles de instantáneas, pero también el recuerdo de las historias de los personajes que ha retratado.

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