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XIII CONGRESO DEL PP

Apareció el disidente

Alguien se atreve a votar en contra y salta la duda de ser centro o derecha

¿Quién dijo que todo estaba controlado? Y mira que Rodrigo Rato había advertido que no se debe confundir follón con democracia. La democracia -está claro- es orden y silencio. Pues, nada. Ayer, cuando se votaba precisamente su ponencia, España en un mundo global, aparecía el disidente buscando follón: alguien alzó el temido cartón del no. Con un par. Y la ponencia tuvo que ser aprobada con el baldón de un voto en contra.Y es que hay un cierto desconcierto -mejor cierta desazón- entre los delegados. No se sabe, como decía Caín en La Razón, si es que se ha pasado al extremo centro. Lo decía uno de los ya escasos compromisarios de edad: "Pero, vamos a ver, ¿nosotros no hemos sido siempre de derechas? ¿Qué es eso del giro al centro?". Se ve que el hombre ya no tiene ganas de dar vueltas a nada.

Pero eso, él. Porque la gente, menos a las salas de ponencia o a la de plenos, da vueltas por todos los sitios. Abarrota la cafetería, sube y baja escaleras, arrastra con desgana la cartera con los documentos del congreso... Con desgana, pero con estilo. Todos parecen recién salidos de la ducha. En perfecto estado de revista. Ellos, repeinados, el cutis terso y moreno, el pelo con rizos en el cogote. Traje oscuro. Móvil en el bolsillo, nunca en el cinturón. Ellas, elegantes y rubias, sonrientes, el pañuelo negligentemente echado sobre los hombros. Mucho traje chaqueta. Mucha presencia.

Así que Javier Arenas hablaba en el pleno, y lo hacía para cuatro y una periodista. Bien es verdad que cuando, con el orgullo en el corazón, menciona "sin complejos" a España, no falta una voz valiente que truena desde lo alto: "¡Muy bien!" y hace saltar un aplauso de fervor patrio que compensa la escasa pero entregada asistencia.

Es verdad que hay cosas que no funcionan. La radio que han dado a los periodistas. O un mínimo debate. Pero, ¿qué es eso frente al éxito de una cita social en la que, a poco que te esfuerces, tienes garantizado cada día el apretón de manos o, por lo menos, la sonrisa-de-arrugas-en-los-ojos del presidente Aznar? O la de su señora que da lo que alguien llama el beso de oreja y que consiste en echar la cara tan a un lado que sólo se produce eso, un roce orejil en la mejilla.

Una cita, además, culta. Si Álvarez Cascos se despidió citando una canción de Silvio Rodríguez -giro a la izquierda-, Carlos Iturgaiz recitó ayer los bellos versos de Gabriel Aresti: "Defenderé la casa de mi padre". Pero para versos apropiados los de Campoamor, creo: "Un año más en la virtud pasado, / un paso es más que te aproxima al cielo". El cielo ya se ha tocado. Se trata ahora de sujetarlo bien por el centro. O por la mitad, que no es lo mismo.

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