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Zaplana intenta colocar a un valenciano al frente de la secretaría de política autonómica del PP

Hasta el rabo todo es toro. El presidente de la Generalitat intenta en las horas previas a la apertura del XIII Congreso Nacional del PP colocar a un valenciano en la secretaría de política autonómica de la ejecutiva, que estaba ocupada por Jorge Fernández. Está claro que en la ejecutiva estarán, además del propio Zaplana, Rita Barberá, Esteban González, por su condición de portavoz en el Senado, y José Miguel Ortí Bordás. En la junta directiva seguirán José Luis Olivas y Joaquín Ripoll, mientras que Gerardo Camps pasará a formar parte de la dirección del grupo parlamentario en el Congreso.

Zaplana no se conforma con el ascenso de González al Comité Ejecutivo del partido como portavoz en el Senado, y el mantenimiento de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, o de un veterano de la UCD como José Miguel Ortí Bordás. Quiere más, quiere a un valenciano en la secretaría de política autonómica para influir y conocer de primera mano las líneas estratégicas de su partido en este tema. Algunas fuentes no descartaban que esta área le fuera encomendada al senador Esteban González, que así sería miembro electo por el congreso en lugar de nato por su futura condición de portavoz del PP en el Senado. La repercusión del congreso nacional del PP es considerada clave entre los colaboradores de Zaplana para definir el mapa electoral en la Comunidad. El presidente ya ha cedido la gestión del día a día a su consejero de Presidencia, José Joaquín Ripoll, y a su jefe de gabinete, Juan Francisco García. La prioridad absoluta es la cita con las urnas el próximo 13 de junio. Y la presencia en el cónclave permite dotar de contenido la supuesta capacidad de influencia de los valencianos en la organización estatal, una de las claves de los primeros discursos de Zaplana. La Comunidad Valenciana es, junto con Asturias, uno de los territorios conquistados por el PP en las pasadas elecciones autonómicas. La caída en desgracia de Sergio Marqués en el Principado, por su enfrentamiento personal con el todavía poderoso Francisco Álvarez Cascos, coloca a Zaplana en solitario en la posición de barón territorial emergente. El propio Zaplana ha reiterado cómo su condición de ponente ha elevado su consideración entre sus compañeros de partido. El contenido de su propuesta sobre el Estado del Bienestar le sitúa además en el centro de un debate que se impone en toda Europa desde la llegada de Tony Blair a la presidencia en el Reino Unido. La vaguedad de las propuestas no tiene por qué restar foco al presidente del Consell, cuyo texto aborda los puntos centrales de la estrategia socialista contra su gestión en Sanidad, Educación y Servicios Sociales. En la vertiente orgánica, los populares valencianos se sentían más que que satisfechos con Zaplana, Barberá y Ortí Bordás que repetían en en el comité ejecutivo nacional a los que había que sumar a Esteban González, que el próximo lunes será nombrado nuevo portavoz del PP en el Senado. Pero ayer Zaplana negociaba la titularidad de la secretaría de política autonómica para cerrar diez días de intensa actividad política en Madrid. Francisco Camps, designado Secretario de Estado de Administración Territorial la semana pasada, completa la cuota de presencia valenciana en el Gobierno junto al que fuera coordinador general del PP, Ángel Acebes, nuevo ministro de Administraciones Públicas. Zaplana ha insistido hasta la saciedad en la importancia del cargo que ocupa Camps y en los beneficios que se derivarán para la Comunidad Valenciana a la hora de negociar las escasas transferencias pendientes desde el Estado central o la futura financiación de las autonomías. Los movimientos en el consejo de dirección del Grupo Parlamentario en el Congreso de los Diputados también han abierto una posibilidad para otro valenciano que se ajusta al nuevo perfil que exige Génova. El diputado por Valencia Gerardo Camps ocupará la plaza que dejará vacante Rafael Hernando, uno de los nuevos coordinadores de área en el comité que preside Aznar. Fernando Villalonga, secretario de Estado de Cooperación Internacional, o Juan Costa, secretario de Estado de Hacienda, podrían ser elevados a vocales del Comité Ejecutivo. Ambos se ajustan al perfil. Pero la presencia orgánica no es considerada clave. Como comenta un próximo colaborador: "Aquí lo importante es llevarse bien con Arenas y con el de bigote y, de momento, nos llevamos bien".

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