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Detective por necesidad

De día duerme y cuando el sol se acuesta, él trabaja. Manuel Torres, un viudo de 55 años que vive en Estepona (Málaga), estuvo la pasada Nochevieja en la zona de marcha de este municipio. Era uno de los pocos que no tenía nada que celebrar. Puso unas flores frente a la puerta de un pub y encendió unas velas. Estaba absolutamente sobrio. Buscaba al hombre que le robó a puñaladas la vida a su hijo. "Quería que la gente me viera y me preguntase por lo que estaba haciendo para que me dijesen algo que me pudiera interesar", asegura Manuel con ritmo lento y los hombros hundidos. Era la fecha y el lugar perfecto para esa misión. Hacía justo un año de la muerte de su hijo José Manuel, de 18 años, y se fue a la puerta del pub donde fue acuchillado hace dos nocheviejas. "Lo que pasó aquella noche no lo sé", dice con una voz que delata una característica extraña: carece por completo de rencor. Según dice, su hijo José Manuel estuvo en su casa -una casa de aparador con porcelanas y fotos- hasta las tres de la mañana, esperando a que su hermano terminase de trabajar. "Se fue al puerto con unos amigos, que luego han dicho a la Policía que no estaban con él", dice Manuel. Su hijo entró en un pub y "parece que discutió con alguien". Pero el dueño "en vez de llamar a la Policía los echó a la calle a las dos. Allí ocurrió lo que ocurrió". Los periódicos de un día después recogen con claridad lo que pasó y lo que él no se atreve a mencionar: "Muere un joven apuñalado en Estepona tras salir de un cotillón". Y puntualizan: "Falleció de una puñalada en el corazón. (...) Los servicios de emergencia trasladaron a la víctima hasta el Hospital Comarcal de la Costa del Sol de Marbella, donde llegó sin vida a las 6.00". Pero Manuel sabe algo que no contiene la prensa de aquellos días. "A los 15 o 20 días después aquello me tranquilicé un poco y me decidí a buscar", dice mientras muestra una foto ampliada que se hizo su hijo para la cartilla militar. Desde entonces "me he movido por todas partes de la cercanía de Málaga". Marbella, Estepona, Fuengirola, Algeciras y otros sitios que no quiere decir. Reconoce que es "muy laborioso". Sobre todo por una razón: "Cuando llego a ciertos sitios, como bares y discotecas, no puedo andar con toda tranquilidad a causa de mi edad". Y entonces para de hablar por un momento y añade: "Si tuviera 20 años...". Pero no los tiene y a causa de sus pesquisas ha tenido que dejar de trabajar. "Estuve en una tienda de electrodomésticos. Pero por falta de tiempo lo tuve que dejar. Ahora sólo me dedico a hacer chapuzas aquí y allá, porque tengo que viajar para buscar y hacer llamamientos a la gente para ver si alguien dice algo". Manuel tiene claro lo que quiere hacer cuando encuentre al hombre que mató a su hijo. "Lo primero que voy a hacer es hablar con él para ver por qué fue la discusión. Después quiero intentar conseguir pruebas que pueda llevar a la Policía". Y es que, según fuentes policiales, ya han investigado a varias personas pero no se han obtenido pruebas contundentes, por lo que se han abierto "nuevas vías de investigación". Manuel dice estar en contacto con la ellos para que sepan de sus "averiguaciones". Al fin y al cabo les mueve el mismo objetivo: encontrar al que mató a un joven que su padre define como "noble, amistoso y con muchas amistades". Y mientras lo encuentran o no el se seguirá moviendo. "Porque mientras algo se mueva no se puede cerrar el sumario".

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