Serrano, Amaral y Krahe consiguen que la canción de autor cope los escenarios

Son buenos tiempos para la lírica los de ahora, a tenor del triunfo de jóvenes cantautores. Se van consolidando los que hace pocos años crecieron como setas, pero los veteranos no han dejado aún de dar guerra. Ismael Serrano, uno de los más recientes, se dobla esta semana con dos actuaciones serias en el Palacio de Congresos. La zaragozana Amaral, más recoleta, se mete en La Boca del Lobo mientras siguen a lo suyo Javier Ruibal y Javier Krahe. Desde Australia llegan The Chevelles y desde Bélgica K's Choice para ofrecer sendos conciertos de pop vigoroso. Entre la poesía, el rock y el heavy sobresale el son cubano de la veterana Marta Valdés, que estará acompañada por Martirio.

Canción de autor. Lo de Ismael Serrano es para tomárselo en serio o para que lo estudien los sociólogos. A pesar de su juventud, 24 años, en sus dos discos publicados, Atrapados en azul y La memoria de los peces, habla de temas antiguos con una música que parecía pasada de moda. Guitarra sola, acordes mínimos, Ché, melodías básicas, Víctor Jara, las calles de Santiago, han conseguido enganchar a parte de su generación. Sus trabajos se miden en discos de oro y se ha visto obligado a prorrogar su concierto. Su parte más frívola, la autocomplaciente y en la que reivindica en varias ocasiones el placer de Onán, habrá tenido que ver también con esa conexión mágica que establece con público muy joven.La retranca de Javier Krahe y esa mirada audaz al flamenco con la que Javier Ruibal viste sus hermosas canciones abunda en lo de que los viejos cantautores tampoco nunca mueren. Amaral, por si acaso, pone la renovación de su exquisita sensibilidad tamizada por el pop elegante y moderno.

Étnicos. Resulta, cuando menos, chocante, citar a un grupo extremeño de pop en el apartado de música étnica. Con Perroflauta puede hacerse porque, partiendo de una concepción musical claramente pop, se atreven a introducir en sus canciones ritmos de otras partes del planeta.

El resultado no chirría y hasta su paisano Luis Pastor, pionero de mezclar a África en sus sonidos, les ha echado una mano en algunas canciones de su disco debú.

Lo de Justin Tchatchoua está más claro. Es de Camerún y ahora se dedica a mostrar los ritmos de su tierra, pero en Madrid es más conocido por haber liderado durante mucho tiempo a Afrobrass, un grupo multicultural y multiétnico del foro dedicado al reggae.

Rock y pop. K's Choice, el grupo belga de los hermanos Sarah y Gert Bettes, se llamaba The Choice, pero se lo cambiaron por no entrar en polémica con otro de igual nombre surgido, ¡posteriormente!, en Norteamérica.

Lo de la K lo pusieron por el personaje de Kafka y así abundar en el absurdo. Su música puede resultar un bálsamo como la de The Chevelles, si se comparan con la fiereza de Whitesnake, un veterano grupo heavy venido a menos. Los belgas presentan Cocoon Crash y los australianos, A Second Glance.

La mirada latinoamericana. El tango canalla y arrabalero de Antonio Bartrina vuelve a sonar en Madrid. Desde los tiempos de Malevaje, este madrileño ha puesto siempre su mirada en Argentina. Los sonidos de Cuba, por su parte, llegan otra vez de la mano de Marta Valdés, la veterana cantante y compositora que se encierra una noche en el Galileo, Galilei para un acontecimiento especial. Muchos artistas españoles le acompañarán, dejándose para la singular Martirio un papel importante.

Jazz. A la poesía de Mario Benedetti le pone música esta semana el gallego Baldo Martínez. Contrabajista de jazz, Martínez presenta el proyecto Un Texto, un contrabajo, donde su instrumento apoya los textos del poeta recitados por el actor Chisco Amado.

Deseando el carnaval. Tiempos para la lírica, pero también para la diversión. Para Paco Clavel, el Carnaval dura todo el año, aunque últimamente se le ve más serio y comedido. Actúa el martes en Suristán para anticiparse a esas fechas de desenfreno, que están a la vuelta de la esquina.