La traca que cambió una vida

Un vecino de Fuencarral-El Pardo, Víctor Andrés Chivato Aguado, de 31 años, ha tardado 10 años, cargados de pleitos, en recibir una compensación por su desgracia. El Ayuntamiento de Madrid tendrá que indemnizarle con ocho millones de pesetas por haber perdido la visión de su ojo derecho en un accidente ocurrido durante las fiestas patronales de su distrito. Una traca tuvo la culpa. El Supremo, en una sentencia del año pasado, entiende que el consistorio no puso las medidas necesarias para evitar daños físicos a los asistentes a los festejos.El accidente se produjo el 9 de septiembre de 1989. Víctor Andrés se encontaba con su mujer y otra pareja tomando unas copas, cuando comenzó la traca. El afectado se levantó a buscar una cerveza para su mujer. Las chinas de pólvora le atravesaron la cazadora, la camisa y el pantalón y le quemaron en el pecho y en la pierna, según recuerda el afectado. La herida más grave le afectó al ojo derecho. Le desgarró el párpado y le produjo desprendimiento del globo ocular. Víctor Andrés se tocó la cara y comprobó que tenía sangre en la cara. Se trasladó de urgencia a La Paz, donde le diagnosticaron "hemorragia vítrea masiva, con pérdida total de visión en el ojo derecho".

"Mi vida ha cambiado muchísimo. Me ha cambiado hasta el carácter. Me he vuelto más retraído y más asustadizo", señala Víctor Andrés. Ahora le aterrorizan los petardos: "En cuanto los oigo, me entra el pánico y me tengo que marchar lejos".

Tras el suceso, Víctor Andrés sufrió una gran depresión. Le daba miedo hasta coger el coche. En estos 10 años ha visitado a tres oftalmólogos para cerciorarse del fatídico diágnostico. Todos se lo confirmaron. Fue a los 10 meses cuando decidió denunciar al Ayuntamiento como responsable del suceso. Solicitó en primera instancia ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) 20 millones de indemnización por los daños. El Ayuntamiento se defendió: quien había organizado los festejos era la Asociación Familiar San Juan Bautista.

Pero los jueces culparon al Ayuntamiento: "Ha de ser tenida como culposa la conducta de la Administración que no previno los medios necesarios para evitar lo acaecido, que, evidentemente, no puede ser achacado a un suceso imprevisto y externo al propio marco del servicio público", según reza la sentencia.

El Ayuntamiento recurrió en casación ante el Tribunal Supremo la sentencia, que le obligaba a pagar ocho millones. Y perdió: "Los Ayuntamientos están obligados a extremar su responsabilidad para prevenir acontecimientos luctuosos y, por ende, a responder patrimonialmente cuando las medidas adoptadas se han revelado ineficaces", sentenció el Supremo en diciembre de 1997.

Trece meses después, el Ayuntamiento ha decidido pagar: el próximo pleno aprobará el abono de los ocho millones. A Víctor Andrés le vendrán muy bien: "Ahora necesito el dinero para mantener mi explotación ganadera", explica.

Tras el accidente, el Ayuntamiento puso las medidas para evitar hechos similares, según Víctor Andrés. Es el único consuelo que le queda de aquel 9 de septiembre de 1989.