Dely Valdés castiga al Espanyol
El equipo de Montjuïc encajó el gol del empate en el último minuto
El Oviedo sigue enganchado a Dely Valdés para escarnio del Espanyol. El panameño volvió a aparecer ayer cuando su equipo se resignaba a la derrota y llegó a tiempo de salvar un punto y castigar el conformismo del equipo de Montjuïc que quiso ganar haciendo el menor gasto y se quedó sin dos puntos casi en el último suspiro.
Hasta que Dely Valdés pescó un balón en el área enemiga y dibujó con él un tratado de solvencia, el partido no fue ningún lujo. Decir que ambos defensas centrales, Onopko y Nando, habían sido las estrellas sería ajustarse a definir el sopor que propiciaron ambos equipos. El Oviedo termina enero sin haber ganado aún en 1999, acusa algunas bajas entre las que se encuentra la del argentino Pompei y ha perdido estilo y convicción.
El Espanyol, pese a perder esos dos últimos puntos en última instancia, mantiene una línea ascendente porque desde hace ya cinco jornadas que no pierde, concretamente desde que lo hizo en el campo del Celta el pasado 13 de diciembre.
El primer tiempo fue para el Espanyol de punta a cabo. El equipo blanquiazul, que volvió a adelantar la posición de Cristóbal hasta el centro del campo durante muchas fases, pagó ayer muy cara su falta de instinto matador. Tuvo hasta seis ocasiones de gol antes del descanso, frente a un Oviedo que se contentó con un remate de Eskurza al poste tras el único error de Toni.
El Espanyol fue durante más de una hora un ejemplo de sobriedad. Adelantó su defensa, presionó en el centro y amenazó con Martín Posse, que al fin fue el delantero con ademanes de ardilla, astuto, rápido y bien relacionado con el balón tal como ya apuntó el pasado miércoles en el partido de Copa ante el Valladolid. Además de Posse, Sergio, Benítez, Pochettino y Arteaga pusieron a prueba a Esteban o llevaron el peligro a la portería ovetense. La movilidad de Benítez también llevó de cabeza a la defensa del Oviedo.
En el segundo tiempo, el técnico ovetense, Fernando Vázquez, se decidió a arriesgar dándole una compañía a Dely Valdés y prescindiendo de sus laterales para ensanchar el campo con Dubovski e Iván Ania. El Espanyol llegó menos al área rival y el protagonismo se lo repartieron ambos porteros en un minuto, con dos desvíos soberbios casi en la raya de su portería. El Oviedo siguió sin muchos argumentos ofensivos hasta que, con el Espanyol demasiado ofuscado en perder todo el tiempo posible, Dely Valdés, hasta entonces muy oscurecido, encendió las luces y justificó en una jugada todo el partido. Recibió en el pico del área pequeña, recortó con la zurda y ajustó al poste con la derecha; todo con la exactitud propia de un verdadero crack.
Siguieron al alarde del panameño seis minutos agónicos, llenos de nervios, que fue el tiempo que había perdido el Espanyol previamente, víctima de su propia falta de convicción para asegurar la victoria. Y ese fue el periodo que decidió el árbitro alargar el partido aunque ya nada más sucedió porque el Oviedo ya había evitado lo que parecía una derrota en toda la regla. Y el Espanyol ya no tenía tiempo más que para lamentarse de su mala suerte pero sobre todo de la carencia de acierto en el remate y de ambición cuando manejó el partido e hizo evidente la mayor jerarquía de su juego.
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