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Reportaje:

Los mandamientos de la gran fusión

La experiencia de anteriores integraciones bancarias marca las pautas de la alianza entre el Santander y el BCH

La plaza de Canalejas, a escasos metros de la Puerta del Sol de Madrid, está teniendo esta semana un tránsito algo más loco de lo habitual. No en vano en su número 1 se instalará la sede operativa del Banco Santander Central Hispano (BSCH), el lugar en el que tendrán sus despachos oficiales los integrantes del alto mando del primer grupo financiero español.

Allí, mientras se encajan huecos, se distribuyen espacios e incluso se piensa en hacer una fusión física con el edificio colindante —la sede de Banesto—, también se perfilan los detalles operativos del BSCH y se empieza a concretar la filosofía de la primera gran fusión, bancaria de la Europa del euro. Estos son los mandamientos de la unión entre el Santander y el Central Hispano, que son, en una gran parte, un compendio de cómo sortear los problemas surgidos en la fusión entre el Bilbao y el Vizcaya y, en menor medida, en la del Central con el Hispano.

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Presidencia clara. El banco contará con dos copresidentes, Emilio Botín y José María Amusátegui, hasta la junta del año 2002, en la que se retirará el segundo. Botín seguirá como presidente como máximo hasta la junta del 2007, dado que entonces tendrá 72 años, fecha en la que los consejeros del nuevo grupo están obligados a abandonar la entidad.

La solución al cese, la incapacidad o el fallecimiento de los copresidentes también está prevista, en un evidente intento de que no se reproduzca la situación provocada en la fusión del Banco Bilbao Vizcaya tras la muerte de Pedro Toledo. En caso de que el afectado fuera Amusátegui, se cortaría el periodo de copresidencia y Botín asumiría la presidencia única.

En el supuesto de que cualquiera de las tres situaciones descritas afectase a Emilio Botín, la copresidencia se mantendría y su lugar sería ocupado por su hermano Jaime, que ya es vicepresidente del BSCH. Una vez culminado el periodo de copresidencia, el consejo de administración de la entidad elegiría al presidente.

Autoridad ejecutiva única. Toda la línea ejecutiva del día a día se concentra en una persona, el vicepresidente primero y consejero delegado, Ángel Corcóstegui, con lo que se convierte en la piedra angular de la operación. Todas las unidades de negocio y divisiones del nuevo grupo dependen directamente de él.

Eliminación de la bicefalia en las unidades. Otro de los grandes problemas a los que se enfrentaron los protagonistas de la fusión BBV fue que en el desarrollo de cada unidad de negocio había un representante del Bilbao y otro del Vizcaya. Ello provocó un sinfín de enfrentamientos.

En el BSCH se ha evitado esa duplicidad. Desde el primer momento, cada unidad tiene un jefe claro. Por ejemplo, Alfredo Sáenz será el responsable de Banesto; Ana Patricia Botín, de banca mayorista global; Francisco Luzón, de Latinoamérica; Julián Martínez Simancas, del área jurídica; Baldomero Falcones, de medios; Antonio Escámez, de Europa, o Juan Rodríguez Inciarte, del grupo industrial, la gestión de activos y la banca privada.

Mantenimiento de marcas. La dirección del BSCH ha decidido mantener las tres marcas del grupo, es decir Santander, Central Hispano y Banesto. Con ello se pretende evitar que en el maremágnum de la fusión y del trasvases de clientes de una marca a otra algunos se queden en el camino y recalen en la competencia.

Una vez superado un plazo prudencial, es posible que el BSCH revise esta decisión y que se unifiquen las marcas del Santander y el Central Hispano. La de Banesto es considerada como un activo muy interesante para el nuevo grupo y todo indica que seguirá manteniendo al equipo de ciclismo, por el que no faltan ofertas.

Un consejo de peso. El consejo del BSCH estará compuesto por 27 personas, 13 a propuesta del Banco Santander, 12 a propuesta del Central Hispano y 2 independientes. Los nombres elegidos conforman un consejo realmente de lujo. A falta de retoques, el consejo estará integrado, por parte del Banco Santander, por las siguientes personas: Emilio Botín, Jaime Botín, Ana Patricia Botín, Emilio Botín hijo, Rafael Alonso Botín, Alfredo Sáenz, Matías Rodríguez Inciarte, Rodrigo Echenique, Francisco Luzón (ex presidente de Argentaria), el Viscount Younger of Leckie (Royal Bank of Scotland), Henry P. Kamen (del grupo estadounidense Kemper), el empresario mexicano Antonino Fernández y Elías Masaveu.

Por parte del BCH, los consejeros serán, también a falta de cambios de última hora, José María Amusátegui, Ángel Corcóstegui, Fernando de Asúa (ex presidente de IBM), Santiago Foncillas (presidente de Dragados), Antonio Escámez, Gonzalo Hinojosa (presidente de Cortefiel), Pedro Ballvé (presidente de Campofrío), Bernard de Combret (representante de Elf), un representante de la aseguradora italiana Assicurazioni Generali, Jorge Manuel Jardim (presidente del Banco Comercial Portugués), Axel von Ruedorifer (representante del banco alemán Commerzbank) y posiblemente Felipe Benjumea.

En cuanto a los consejeros independientes, el propuesto por el Santander es Manuel Soto, en tanto que el designado por el BCH será, con toda probabilidad, Alberto Salazar Simpson.

Informática fuerte. La rápida, que no precipitada, entrada en funcionamiento de un sistema que coordine las tres redes es fundamental. De momento, hay un proyecto en marcha que está integrando las informáticas de Santander y Banesto.

Fusión entre iguales. El mensaje más repetido por el BSCH desde el pasado 15 de enero, día en que se anunció la fusión, es que "estamos en una operación amistosa y entre iguales, con los papeles claramente definidos". La operación se ha montado sobre un canje de tres acciones del Santander por cinco del BCH, que se completa con una ampliación de capital del banco cántabro.

Todos tienen algo que ganar. La opinión de los gestores de la entidad resaltan que el BSCH asume un claro liderazgo en la banca española, gana tamaño y se coloca en la rampa de salida para competir de igual a igual en la Europa del euro. Esta operación clarifica el futuro del BCH y le dota de perfil. Para el Santander, supone orden interno y despejar la incógnita de quién será su consejero delegado, Corcóstegui.

En cuanto a las personas, Emilio Botín asienta su título de primer banquero de España, vuelve a descolocar a la competencia y se sitúa en una posición de privilegio para dar el gran salto a Europa. Amusátegui pone el broche de oro a su carrera, con tres años más en la primera fila de la economía española. Por su parte, Corcóstegui se configura como el alma máter de la operación y como el profesional de la banca de mayor prestigio.

Una entidad única y nueva. A pesar de que las marcas se mantienen independientes, la idea que se pretende transmitir es que el Banco Santander Central Hispano es una entidad única y absolutamente nueva, con una cultura ex novo, propia y sin imposiciones por ninguna de las partes que intervienen en la fusión.

Profesionalidad y ética. Los criterios profesionales modernos y la ética han de presidir el funcionamiento de la entidad. Rechazar el uso de criterios y comportamientos rancios, caducos.

Potenciar el trabajo en equipo. El criterio de una dirección firme en cada área de negocio no invalida otro de los principios elegidos por la dirección del BSCH, el trabajo en equipo. Huir de las individualidades, del secretismo y de la ocultación de información serán reglas de oro de la dirección del primer grupo financiero español.

Paz laboral. Fusión suele ser sinónimo de reducción de plantilla. Y éste caso no va a ser una excepción. No obstante, tanto la dirección del BSCH como los sindicatos tratan de que este proceso sea absolutamente pacífico. En los primeros contactos mantenidos entre ambas partes, la entidad se ha comprometido a que cualquier tipo de reducción de plantilla se hará sin acudir a medidas traumáticas, sin expedientes de regulación de empleo. Las prejubilaciones serán, pues, la fórmula elegida. El número de personas afectadas está aún sin determinar, pues las negociaciones en profundidad se iniciarán esta semana. La plantilla del BSCH es de 106.519 personas, de las que 50.079 trabajan en España. Algo más de 10.000 de este grupo tienen 55 años o más.

Lo más probable es que el probable plan de reducción de personal se aplique con distinta intensidad, de tal forma que el primer año el recorte sea mínimo y que se acentúe a partir del 2000. Los sindicatos han pedido la equiparación salarial entre las entidades que participan en el proceso de fusión y la concesión de una paga extraordinaria por fusión, pagadera en acciones.

La intención tanto de la dirección del Banco Santander Central Hispano como de las centrales sindicales es dejar cerradas las negociaciones del ajuste laboral antes de que se celebren las juntas de accionistas que han de ratificar la fusión, que se celebrarán en los primeros días del próximo mes de marzo

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