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Entrevista:

FERNANDO PALAZUELOS ESCRITOR "La literatura es la disciplina creativa que llega a más gente"

Se define como hiperactivo más que nervioso, pero su temple parece a prueba de bomba después de soportar una espera de un año antes de ver en las librerías su novela La trastienda azul, doblemente premiada en 1997 con el Torrente Ballester y el Ciudad de La Laguna. Fernando Palazuelos (Bilbao, 1965), escritor en el escaso tiempo que le deja libre su trabajo de delineante, construyó su primera novela fantaseando alrededor del personaje real de Julien Tanguy, un modesto comerciante del París de finales del XIX, mecenas de pintores llamados Vicent Van Gogh, Paul Gauguin o Paul Cézanne. Palazuelos se identifica con el Tanguy que ha inventado. Se parece a él, dice. Es un hombre que no busca la fama y escribe por el placer de hacerlo, como Tanguy apoyaba a los artistas por disfrutar de su pintura. Pregunta. Usted dejo los estudios de Bellas Artes. ¿Desconfiaba de las posibilidades de ganarse la vida con esa carrera? Respuesta. Más que una salida profesional, me parecía algo para dedicarte por capricho, por ilusión, no para ganarme el pan, aunque muchas veces se demuestra que los valores artísticos no se defienden con un título. Además no hay edades para estudiar; deje la carrera de Bellas Artes a medias, pero me queda la opción de retomarla en otro momento. P. ¿Sus inquietudes se encaminaron hacia la escritura? R. La parte creativa que yo puedo tener se fue a las letras. Tengo la sensación de que la literatura está mas cercana a la gente que las artes plásticas, más circunscritas a ambientes más selectivos. Potencialmente, es la disciplina creativa que llega a un público más numeroso porque usa un código que la gente conoce. No es mejor; simplemente está más al alcance de personas de a pie, que pueden ignorar los códigos de la pintura no figurativa, por ejemplo. P. Su interés por las Bellas Artes está en el origen personaje central de su novela. R. Van Gogh pintó un retrato de este hombre, Julien Tanguy, que le vendía las pinturas. Me pareció muy sugerente y empecé a tirar del hilo; detrás había una historia y lo que no había, lo tenía que inventar. P. ¿Cómo se reparte en La trastienda azul lo real y lo inventado? R. La novela está como en un escenario. Si fuera una obra de teatro, el fondo sería el París de la época y los personajes reales que vivían allí. Es una elección obligada porque el personaje vivió en ese determinado momento, pero yo era consciente de que no quería hacer una novela histórica ni una recopilación de datos. Es una novela de ficción, una historia creada con elementos de fondo que le dan veracidad. P. ¿Qué le atrajo de esta época histórica? R. Las vanguardias tienen su magia. Ves una serie de personas que en ese momento lucharon contracorriente y se arriesgaron, con muchos boletos para ser unos fracasados y vivir en la miseria. Pero el inicio de la modernidad puede sacarse de contexto, y se puede trasladar en el tiempo. En la novela están latentes los conceptos de la pobreza, el paro y otros conflictos que podrían situarse en el mundo actual. P. Tanguy carecía de recursos, pero apoyaba a los artistas más arriesgados. ¿Cree que se puede encontrar hoy un mecenas tan desinteresado? R. Hoy en día el arte está tan embrutecido por el dinero que es muy difícil averiguar si una persona está interesada en el arte o en lo que supone socialmente y en el mercado. Tanguy me llamó la atención porque no buscaba ningún tipo de beneficio, sino reconfortarse con el arte. Cézanne, que era el único que no estaba necesitado, tenía con él un contrato de amistad que le llevaba a ser la primera persona que veía sus cuadros y los mostraba en su tiendita. P. ¿Los premios sustituyen a los mecenas? R. Los premios son como el salón de los rechazados, un intento de Cézanne y Zola para dar a conocer a los artistas que no querían en otra parte. Aunque un libro es diferente a la pintura, también necesitas catapultarlo al exterior. A través de los ojos de los miembros del jurado se puede conocer que está haciendo la gente que todavía es desconocida. P. Usted tiene una buena profesión que parece no obligarle a buscar mecenas económicos. R. Buena..., me gano la vida con ella. La gente que vive de la literatura se puede sentir muy satisfecha, pero también se puede ser un escritor honorable siendo un profesional de otra cosa.

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