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"Quiero volver a la prisión"

Más de un funcionario se puso en guardia cuando un recluso en libertad provisional se presentó en la Audiencia de Girona y afirmó con rotundidad: "Busco al juez que me condenó". Los funcionarios creyeron que se encontraban delante de un delincuente pendenciero que quería un ajuste de cuentas, pero su sorpresa fue mayúscula cuando, acto seguido, el recluso añadió: "Quiero volver a la prisión". Juan P. C., condenado a dos años y medio de prisión por un robo con intimidación, volvió el miércoles por la mañana a los pasillos de la Audiencia para buscar, más que al magistrado que le condenó, al juez que le concedió la libertad condicional. Esperó durante varias horas a que saliera de la sala de vistas y cuando pudo hablarle le confesó que estaba a punto de caer de nuevo en la delincuencia y le rogó que volviera a encarcelarlo. De nada sirvieron los esfuerzos del magistrado Fernando Lacaba para intentar convencerlo de su pleno derecho a disfrutar de la libertad condicional y a la posibilidad de la reinserción que le abría esta fórmula de condena. Siguió en sus trece. El recluso abandonó la Audiencia con la orden de ingreso en prisión bajo el brazo, con la indispensable firma del juez, y sin ningún tipo de escolta policial -estaba en libertad provisional- se encaminó sin titubear hacia la prisión de Girona. El recluso, adicto a la heroína, había obtenido la libertad condicional hacía unos seis meses con la condición de someterse a un tratamiento de desintoxicación en la fundación Teresa Ferrer de Girona. Según le contó al magistrado, no había conseguido salir del mundo de la droga y desde hacía unos tres meses engañaba a los médicos de la fundación dándoles falsas pruebas de orina. El recluso era consciente que su reinserción social no iba por buen camino. "Mis padres me han echado de casa y en una granja de desintoxicación no estaré suficientemente controlado", le dijo al juez. "Necesito las drogas y si no las tengo, volveré a delinquir para conseguirlas", añadió. Lacaba, que preside la Sección Tercera de la Audiencia, asegura que el caso figura entre los más insólitos que ha vivido en su dilatada carrera judicial. El juez mantiene que la libertad condicional es un beneficio penitenciario que el interno puede aceptar o no, y ante las explicaciones del recluso, Lacaba asegura que no tuvo otra alternativa que enviarle de nuevo a la prisión. "Dentro de su situación, mostró una honradez extrema y un convencimiento tal que no pude oponerme a sus demandas", explicó el magistrado Fuentes de la fundación aseguraban ayer que en la mayoría de los casos la cárcel no es el mejor sitio para superar la adicción a las drogas. Las estadísticas y un reciente estudio penitenciario confirman, por el contrario, que es entre sus muros donde muchos se dejan atrapar por el sórdido mundo de la droga. No obstante, la fundación acepta que en este caso concreto quizás la prisión constituya una buena terapia. Juan P. C. entró en un lugar del que todos quieren salir. Ya lleva dos noches durmiendo en el centro penitenciario gerundense. Su estancia quizá se alargará más de lo previsto, puesto que la Audiencia le descontará los tres meses durante los cuales ha abandonado la cura de desintoxicación, aunque antes de acabar su condena deberá volver a pisar los juzgados porque tiene otra causa pendiente.

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