El procesado por matar y quemar a un joven en Chóvar acusa a otra persona

Juan Carlos C., acusado de la muerte de David Duart, de 19 años, cuyo cadáver calcinado fue hallado en agosto de 1995 en el municipio castellonense de Chóvar, apuntó ayer en el juicio que comenzó en la Audiencia de Castellón a una tercera persona como autor del crimen, a quien él denomina Jesús y que está llamado a declarar como testigo. Además, señaló a Rosa María R., quien también se sienta en el banquillo de los acusados, como coautora del crimen. Los hechos se remontan al 28 de agosto de 1995 cuando David Duart fue asesinado en Castellón y trasladado a Chóvar, localidad donde su cuerpo fue rociado con gasolina y quemado. Deudas económicas por el tráfico de pastillas de éxtasis, amenazas de muerte y acusaciones de xenofobia y racismo fueron algunos de los ingredientes del suceso, según los relatos escuchados ayer. Al parecer, todo ocurrió de madrugada, y la conexión entre los acusados se remonta a una etapa de su vida en la que ambos vivían en la casa cuartel de la comandancia de la Guardia Civil de Castellón, la acusada como hija de un agente de este cuerpo y el acusado por la prestación del servicio militar en el mismo. El supuesto asesino ya acusó a una tercera persona tras ingresar en la cárcel de Valencia, donde, según su versión, se encontraba a salvo de posibles amenazas a las que había sido sometido. Juan Carlos C. se autoinculpó de los hechos hasta tres veces, en las que apuntó como coautora a Rosa María R. En la cuarta declaración, al igual que hizo ayer durante el juicio, negó su participación en el crimen y únicamente admitió su ayuda para sacar el cadáver de su vivienda, envuelto en una manta. Cruce de acusaciones Por su parte, la acusada mantuvo que fue Juan Carlos el autor del asesinato y señaló que su participación, bajo amenaza, consistió en el traslado del cadáver desde Castellón hasta Chóvar. Ambos alegaron, en su declaración ante el fiscal, "miedo" a las represalias para explicar sus declaraciones anteriores. Varios testigos aseguraron haber visto a los dos acusados, el día del crimen, trasladando un bulto, aunque no pudieron precisar si se trataba de un cadáver. Uno de los agricultores que encontró el cuerpo, expuso cómo todavía salía humo del cadáver en el momento en el que fue hallado. Además, se presentó como prueba un vídeo en el que ambos aparecen, en un banco, extrayendo dinero de una cuenta del fallecido. El fiscal pide para los acusados 23 años de prisión; la acusación particular solicita 28 años y la defensa la absolución.