El Gobierno impulsa planes de emergencia ante accidentes en las 14 plantas químicas de Euskadi
El Gobierno vasco ha impulsado en el último año programas de emergencia ante un posible accidente en cualquiera de las 14 empresas químicas ubicadas en Euskadi. Una de las últimas iniciativas ha sido el buzoneo en los municipios cercanos a estas plantas de 375.000 trípticos sobre pautas de conducta ante un siniestro. La pretensión del Ejecutivo es continuar este año con los cursos de formación entre el personal afectado e intensificar los simulacros de emergencia exterior, además de los que cada factoría realiza internamente, en cada una de las empresas.
La mayoría de las empresas químicas de Euskadi se encuentran en Vizcaya y, en concreto, en la Margen Izquierda, donde se localizan ocho. Cuatro se ubican en Álava (Vitoria, Lantarón y Legutiano) y otras dos en Guipúzcoa, ambas en Hernani. Su producción es variada: desde fertilizantes, pasta de papel, cloro, CFC hasta oxígeno líquido, antioxidantes o almacenamiento de carburantes. Todas ellas, en cumplimiento de la directiva comunitaria Seveso -nombre de la ciudad italiana que sufrió un importante accidente químico-, disponen de un plan de emergencia exterior, un dispositivo para una correcta transmisión de información a los servicios de urgencias en caso de accidente y el conocimiento de los recursos que se movilizan para la intervención. "Estos planes están aprobados y homologados por el Gobierno en las 14 empresas", señala Juan Carlos Encinas, responsable en la Dirección de Atención de Emergencias del Ejecutivo autónomo. Durante el último año, la labor preventiva ante una emergencia química se ha centrado en una amplia campaña de comunicación con reuniones en cada uno de los diez municipios donde se localizan las fábricas. "Ha habido multitud de encuentros con los ayuntamientos, asociaciones de vecinos, colectivos no gubernamentales, todos los estamentos sociales afectados". A ello se han unido los cursos de formación con los técnicos de emergencias y finalmente el envío de 375.000 trípticos a los vecinos de los municipios cercanos a las 14 plantas químicas. Recomendaciones Los folletos explican las características de los planes de emergencia y las medidas de autoprotección. Entre las principales recomendaciones figura disponer de un aparato de radio a pilas, una linterna y un botiquín por si fuera necesario cortar la luz durante el accidente. Además, se explica al ciudadano lo que debe hacer -buscar refugio en lugar cerrado, clausurar puertas y ventanas, cerrar la llave del gas y la corriente eléctrica y, en caso de encontrarse en la calle, protegerse las vías respiratorias con pañuelos o trapos- y las actuaciones prohibidas, como salir a la calle, fumar, encender aparatos domésticos o usar el teléfono. El tríptico explica que el plan de emergencia exterior sólo se activará si la incidencia del accidente traspasa la empresa química. Entonces, entrarían en servicio cuatro grupos de acción: intervención (bomberos y técnicos de las empresas), seguridad química (especialistas del Gobierno y empresas), grupo sanitario (servicios de Osakidetza, hospitales, Cruz Roja, DYA y médicos de las fábricas) y logístico (policías, alcalde del municipio, Sos-Deiak y técnicos de la Dirección de Atención de Emergencias). El director del plan es el consejero de Interior, apoyado por un Gabinete de Información y un Comité Asesor. Encinas recalca que las empresas disponen, además del teléfono y fax, de una red de emisoras comunicadas con Sos-Deiak para garantizar el contacto en caso de un siniestro. Encinas señala que, aparte de sus actuaciones internas, algunas de las 14 empresas químicas han realizado simulacros de emergencia exterior con la Administración. "La idea es que esto se generalice y crear una cultura para que se haga con regularidad". Para este año, Euskadi -primera comunidad junto a Cataluña en impulsar los planes de seguridad ante accidentes químicos- proseguirá con el programa de comunicación, que incluirá más reuniones con los agentes sociales afectados y con las empresas. "Ya se está haciendo pero se trata también de que las fábricas químicas hagan jornadas de puertas abiertas para que se vea que tampoco son los monstruos que se piensa", añade Encinas.
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