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Reportaje:

La Massana cumple 70 años

La Escola Massana de Barcelona, uno de los más prestigiosos centros de arte y diseño de España, nació el 14 de enero de 1929 gracias al impulso de Agustí Massana. "Un pastelero adinerado", indica su actual director, Jesús Ángel Prieto, "que no sólo demostró generosidad económica, sino también conceptual, al intuir y apostar por el futuro matrimonio entre la industria y el arte: el diseño". El propósito de Agustí Massana -que no llegó a ver la escuela, ya que murió años antes de su inauguración- fue crear un centro dedicado a los jóvenes obreros que querían estudiar después de su jornada laboral en la industria. La matrícula era gratuita para los que no tenían recursos y asequible para el resto. "El objetivo de Massana", apunta Prieto, "no sólo era dar formación artística a los obreros, sino también salvar los oficios que la industria dejaba de lado". Durante sus 70 años de existencia, la escuela ha pasado varias etapas, algunas de ellas críticas. Durante la década de los treinta tuvo su época de esplendor, gracias al apoyo de la Generalitat republicana. Luego vinieron los años más duros del franquismo, en los que la escuela tuvo serios problemas de supervivencia. Los años sesenta, no obstante, fueron otra etapa de expansión gracias a la introducción del diseño en una escuela de artes y oficios por primera vez en España. La última crisis surgió a finales de los setenta, estando aún anclada la escuela en los planes de estudios franquistas. La llegada de un nuevo director, Francesc Miralles, consiguió salvarla de la crisis educativa: "Durante los años ochenta Miralles inició un innovador proyecto educativo, que se ha ido continuando y enriqueciendo", señala el director. Pero no la salvó de la crisis económica, ya que las instituciones no apostaron por ella: ni el Ayuntamiento de Barcelona ni la Generalitat se comprometieron a solucionar los problemas del centro, situado en el antiguo hospital de la Santa Creu, en el Casc Antic de Barcelona. La principal causa de conflicto era que ninguna de las dos administraciones quería hacerse cargo de la escuela, de titularidad municipal, aunque la competencia en educación correspondía a la Generalitat. La celebración del 70º aniversario, sin embargo, coincide con otra etapa de esplendor. El Ayuntamiento se ha comprometido a hacerse cargo del centro, lo que ha permitido empezar las obras de los dos edificios de la escuela, que datan de los siglos XV y XVIII. El respaldo del Ayuntamiento también ha hecho posible abaratar los precios de la matrícula: durante el pasado curso, los estudiantes del primer curso pagaron 250.000 pesetas; los del actual han pagado 40.000. Las relaciones con la Generalitat siguen siendo delicadas, aunque se han ganado algunas batallas: el Departamento de Enseñanza ha creado un mapa escolar de las artes plásticas y el diseño en Cataluña y se ha conseguido que la Escola Massana pueda impartir cursos de bachillerato artístico y ciclos formativos de grado superior, que son competencia de Enseñanza. El secreto del triunfo, según Prieto, es no haber apostado por la confrontación con la Administración pese a las adversidades de los años ochenta y parte de los noventa. "Hemos aplicado lo que en 1499 propugnó la Generalitat ante el monarca Fernando el Católico: "Puesto que los oficiales reales se esfuerzan en quitarnos la jurisdicción, nosotros nos esforzamos en aumentar la reputación". Siguiendo este consejo, los distintos equipos directivos de la Escola Massana han conseguido labrarse una buena reputación internacional. "Tenemos una gran proyección en el exterior", indica Prieto, "lo que se demuestra por el elevado número de alumnos de origen extranjero que vienen a estudiar aquí: el 14% del total, y eso sin contar a los que tienen una beca Erasmus". Otra razón de su éxito, según Prieto, es su proyecto educativo: "Se adapta al alumno, lo que no siempre sucede en los estudios universitarios". El futuro se ve con optimismo pese a las sombras que amenazan la continuidad del centro en el barrio del Raval. La ampliación de la Biblioteca de Cataluña puede motivar que la escuela deba trasladarse a otra parte de Barcelona. "Nosotros apostamos por el Raval, ésta es nuestra casa y nos gustaría seguir aquí", manifiesta Prieto. Para demostrarlo, una anécdota: "Aquí, en estos mismo muros, cuando aún era un hospital, murió Gaudí. Éste sólo es uno de los motivos por los que ya vale la pena estudiar en la Massana".

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