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INSULTOS EN POLÍTICA A Isabel García Marcos

Me escriben y me paran por la calle muchas personas pidiéndome que diga algo frente al insulto soez y machista del que ha sido objeto la portavoz socialista del Ayuntamiento de Marbella, Isabel García Marcos, ese de "rubia, cochina, vete a la cocina", que gritaban los manifestantes pidiendo la libertad de Jesús Gil y que ha culminado en amenazas de muerte hacia su persona; Isabel, por lo visto, es culpable de haber cumplido con su deber por haber denunciado ante la Justicia no una sino muchas de las tropelías cometidas por un tal Gil y Gil como mandatario del Ayuntamiento de esta ciudad. Denuncias que siempre se han producido tras no haber sido atendidas sus razones en el pleno del Ayuntamiento, en el caso de que el alcalde hubiera tenido a bien convocarlo, cosa que no siempre ha ocurrido. Ya se han escrito, afortunadamente, algunos artículos a favor de esta mujer valiente, que se ha atrevido durante muchos años a hacerle frente casi en solitario al "jefe de la banda". A lo peor la gestión municipal anterior a Gil no fue todo lo eficaz que debería haber sido, no lo sé, pero supongo que habrá habido de todo, como en botica; lo que no se puede consentir es esa confusión entre lo público y lo privado que caracteriza la gestión de Gil como alcalde de Marbella. ¿Que en España se han cometido desmanes durante estos últimos años? Muchos, demasiados, y algunos cometidos por los socialistas, lo que me duele aún más, pero están en la cárcel y mi partido, el PSOE, ha pagado un precio político muy alto por los excesos de algunos desalmados, que esperamos que nunca más se repitan. Pero lo de Gil y Gil es otra cosa que tiene que ver mucho con el fascismo, con la mafia y con el más repugnante machismo y de ahí que en sus manifestaciones haya gritado esa cosa tan bonita que significa un desprecio brutal no a una mujer, Isabel García Marcos, sino a todas las mujeres, políticas y no políticas. Una de las peores cosas que le ha pasado a Jesús Gil durante estos años de gobierno municipal ha sido encontrarse como portavoz del grupo municipal socialista a una mujer, rubia, sí, pero profesional, íntegra y combativa. Eso le ha roto todos sus esquemas. Para las personas que piensan como él las mujeres sirven para lo que sirven, las buenas para la cocina, las malas para la cama; por eso, esa frase dedicada a la portavoz socialista por los manifestantes pro Gil no hace más que resumir el conjunto de lindezas que el alcalde le ha venido dedicando a lo largo de estos años y que no voy a repetir para no herir la sensibilidad de los lectores. Isabel ha aguantado, como nadie, sus insultos y sus tremendas descalificaciones, pero ella ha seguido dedicándose a lo que era su deber, denunciar cuanto creía que tenía que ser denunciado, y qué duda cabe que Jesús Gil le ha dado mucho trabajo. Hay que contar estas cosas, sin pasar sobre ellas como si no hubieran sido dichas, porque a Gil le condenarán o no los jueces, que son los únicos que pueden hacerlo, y le volverán a elegir o no los ciudadanos de Marbella cuando haya elecciones, pero no se puede consentir que se digan cosas como éstas que suponen una agravante de desprecio de sexo, por eso he querido dedicarle estas palabras a Isabel García Marcos, en mi nombre y en el de muchas mujeres de Andalucía y del resto de España, que, como en tantas otras ocasiones, tenemos que salir diciendo que también este lenguaje es, además de inadmisible y deleznable, violencia contra las mujeres. Como poco. Gracias, Isabel, por haber aguantado tanto como tú lo has hecho; cuídate mucho. Has vencido. También para que nos demos cuenta del machismo repugnante que perdura fuertemente arraigado en una determinada ideología. Mucha suerte.AMPARO RUBIALES

Amparo Rubiales es diputada del PSOE por Sevilla.

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