Reixach recibe con todos los honores a Sanchis Sinisterra en el primer montaje en castellano del TNC
"Es un honor para nosotros estrenar el último texto de José Sanchis Sinisterra". Las palabras del director del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), Domènec Reixach, son harto elocuentes. Reixach no dejó ayer ninguna duda sobre el espíritu con que el TNC presenta su primer montaje en castellano, El lector por horas, coproducción del propio teatro con el Centro Dramático Nacional. El estreno en el TNC tiene un significado muy especial dado que Sanchis no ha disfrutado hasta ahora en Cataluña, donde ha desarrollado su trabajo, del reconocimiento y los medios que merecía. Su última obra, El lector por horas, puesta en escena por el cineasta José Luis García Sánchez, cuenta en el reparto con Jordi Dauder, Juan Diego y Clara Sanchis, hija del autor, y se estrena el día 21 en la Sala Petita.
Un Sanchis visiblemente emocionado respondió al recibimiento de Reixach: "Si para él es un honor, imaginaos lo que significa para mí estrenar en el Teatre Nacional". Entonces, el director del TNC recordó que el dramaturgo ha estrenado obras en el Berliner Ensemble y el Théatre de la Colline, "teatros mucho más consolidados que el TNC". Y Sanchis dijo que sí, pero que le resulta más entrañable estar en el TNC, y se refirió a la amabilidad de Reixach y a su "gestión modélica". Y añadió: "Estoy muy emocionado, no sólo por estrenar en este espacio, en esta ciudad, sino por todo el equipo con el que he trabajado, compuesto de verdaderos sanchisólogos; estoy en familia, y nunca mejor dicho", remachó mirando de reojo hacia su hija. Y como ya le pareció a este hombre que detesta la fama que cometía pecado de hybris, puso límite al entusiasmo: "Tengo que confesar que me preocupa ver esta constelación de talentos al servicio de una obra que me crea mucha inquietud. He arriesgado en ella en aspectos teóricos y técnicos, y siempre me preocupa si lo que la obra pide al público de participación creativa el público está en disposición de ponerlo". El fragmento de la escena 10 de El lector por horas, que se pasó en el propio escenario antes de iniciar la presentación, sirvió para dejar claro que Sanchis no tiene que preocuparse: el clima, el texto y la interpretación producen una sensación fascinante, un aire de misterio preñado de literatura. La anécdota de partida de El lector por horas es engañosamente simple: un hombre pudiente contrata a un individuo para que lea en casa a su hija ciega. Pero -y ahí se transparenta un tema que obsesiona a Sanchis, el grado cero de la teatralidad- le exige que lleve a cabo una declamación transparente, sin interferencias, que no contamine a su hija dando intención a la lectura. La escenografía, de Joaquim Roy, muestra un salón de claras reminiscencias gaudinianas, pero que a la vez sugieren un organicismo sombrío digno de Alien. Una enorme biblioteca, borgiana como todas las grandes bibliotecas, ocupa un lado del escenario y se pierde hacia el infinito del fondo. "Es una obra en la que la literatura añade una dimensión esencial", reflexionó Sanchis. Interrogado por si le parece una consagración estrenar en el TNC, Sanchis dijo: "No, más bien un riesgo de condenación. La exigencia del público va a ser mayor. Tengo el temor de que, por tratarse del primer texto en castellano, en el TNC haya un exceso de expectación. Preferiría una situación de normalidad. No obstante, la excepcionalidad, de alguna manera, me gratifica, el riesgo también es estimulante. En todo caso, soy ateo, y a mí las consagraciones no me parecen nada positivo". El cineasta José Luis García Sánchez, quien debuta en la dirección teatral, se mostró divertidamente humilde: "Estoy aquí por la admiración que me produjo el texto; dejo la palabra a los verdaderos protagonistas, porque sería patético que el monaguillo hablara de liturgia". No obstante, añadió que no ha encontrado "ninguna diferencia entre este montaje y uno de cine". "Creo que en mí buscaban una mirada menos convencional". Preguntado acerca de si el estreno en el TNC significa que han cambiado las circunstancias que propiciaron su marcha a Madrid, Sanchis subrayó: "Yo no me he marchado de Cataluña por cualquier complejo de marginación ni porque me sintiera postergado. Me fui por razones familiares y por mi fatiga en la gestión de un proyecto teatral . Le debo mucho a Barcelona. La realidad catalana en sí misma es paradójica y yo la he asumido. Nunca la he hecho causa de ningún martirologio personal".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.