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Tribuna
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En órbita

Desde que Julio Iglesias cantó La vida sigue igual en 1968 hasta que su hijito Enrique grita que Ella es para Él "¡una experiencia religiooooosa!", al borde del abismo del milenio, hemos vivido muchas experiencias y enfrentado numerosos descalabros, colectivos y personales, autonómicos y municipales. El último es esa foto que el pobre muchacho Pedro Duque, nuestro astronauta del Discovery-STS95, se ha hecho con el alcalde, o lo que sea, de lo que queda de Madrid, señor Álvarez del Manzano.Los hombres pueden ser guerreros, pueden ser incluso valientes, pero siempre hay un momento en que bajan la guardia. A Duque, que por los espacios siderales supo en todo instante qué tenía que hacer, perdió todo contacto con la realidad en tierra firme, al someterse a las atenciones del alcalde, o lo que sea, de lo que queda de Madrid. Dirán ustedes que Pedro Duque pasa mucho tiempo fuera y no posee nuestro conocimiento práctico, pero alguien debería haberle asesorado.

Alguien debería haberle dicho que, mientras él sonreía, y el alcalde, o lo que sea, de lo que queda de Madrid sonreía, el señor Álvarez del Manzano estaba tomándole mentalmente medidas para saber de qué hechuras tendrá que ser la estatua de enano tamaño natural que en cualquier momento veremos situada en lugar público.

Un monumento espacial es lo único que a los habitantes de lo que queda de Madrid les está haciendo falta, porque prácticamente ya tenemos reproducciones Liliput de todo lo reproducible, y quedaría de muerte una hermosa nave tipo supositorio por una de cuyas ventanitas asomara Pedro Duque en actitud de oh, mira, lo que queda de Madrid.

Ahora que lo pienso, igual al alcalde, o lo que sea, no se le había ocurrido, y acabo de darle yo la idea. Pero qué digo. Si no lee.

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