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Recambios y dimisiones han jalonado el pacto entre el PP y UV

La coalición entre el Partido Popular y Unión Valenciana ha estado plagada de sobresaltos en los tres años y medio de funcionamiento, que han tenido su traducción en un destacado número de nombramientos y destituciones. Unas, imputables a las relaciones entre los socios de gobierno y otras, achacables a la situación interna de los dos partidos coligados, especialmente del PP. En esta legislatura, aún por concluir, dos personas han ocupado la presidencia de las Cortes: Vicente González Lizondo, que falleció cuando ya había sido expulsado de Unión Valenciana y estaba adscrito al Grupo Mixto, y el actual titular Héctor Villalba, que al igual que ahora ya reclamó -antes de la muerte de su sucesor- la presidencia de la Cámara en función de los acuerdos de coalición suscritos. La revisión en febrero de 1997 del acuerdo inicial firmado por el PP y UV obligó a Zaplana a realizar una remodelación del Consell desdoblando la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente en dos y dando entrada en el gobierno al regionalista José Manuel Castellá. La crisis de los últimos días entre los socios de gobierno ha impactado otra vez sobre el Consell, que ayer conoció la dimisión de la consejera de Agricultura, la ex regionalista María Ángeles Ramón-Llin. Ésta es la segunda dimisión sobrevenida en el gobierno de Eduardo Zaplana, tras la renuncia de Luis Fernando Cartagena al frente de Obras Públicas por su supuesta implicación en un delito fiscal. Sin embargo, el baile de consejeros ha sido mayor, ya que con anterioridad dimitió Fernando Villalonga de la cartera de Educación para marcharse al Gobierno Aznar. La remodelación del Consell propiciada por Zaplana cruzado el ecuador de la legislatura también propició un cambio de carteras entre los consejeros de su gobierno que se saldó finalmente con la destitución de José Sanmartín al frente de Trabajo y Asuntos Sociales. Segundos escalones En los segundos escalones del Consell los cambios también han sido numerosos, aunque el caso más llamativo es el del ex director general de Interior José López Garrido que dimitió tras difundirse la existencia de diversas irregularidades urbanísticas en un chalé de su propiedad. La dimisión de Ramón-Llin también arrastra ahora a dos de los directores generales de Agricultura, Enrique Bellés y Eduardo Primo, que han seguido la estela de Ramón-Llin.

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