La obras de la colección propia ganarán en 1999 protagonismo en el Museo Guggenheim Bilbao
El Museo Guggenheim Bilbao quiere que las obras de la colección ganen protagonismo en sus salas. La programación de 1999 busca expresamente el equilibrio entre el espacio destinado a mostrar los fondos de la Fundación Guggenheim y las obras adquiridas por el museo bilbaíno, y las exposiciones temporales. A lo largo del año, la colección permanente será cambiada en cinco ocasiones para ofrecer, entre otros, recorridos específicos por el arte pop americano, la pintura y la escultura de las primeras décadas del siglo XX y el arte de la posguerra en Europa y América.
Las dimensiones de las exposiciones temporales inauguradas en el Guggenheim en 1998 -China: 5.000 años y la retrospectiva dedicada al norteamericano Robert Rauschenberg- relegaron las obras de la colección permanente al mínimo espacio. La dirección pretende corregir la situación este año con una programación que equilibre el espacio destinado a la colección y las muestras temporales. Cinco enfoques diferentes de los fondos del Guggenheim y otras tantas exposiciones temporales -desde una selección de dibujos que recorre del siglo XVI al XX, a las esculturas de Eduardo Chillida y Richard Serra, para acabar el año con la prolífica actividad de Andy Warhol y la dedicada a la historia del diseño de motocicletas- se sucederán a lo largo de 1999. Doblar las previsiones Con esta programación, el museo pretende alcanzar el millón de visitantes, una cifra que dobla las previsiones realizadas antes de la inauguración, pero que se sitúa un 25% por debajo del 1.300.000 que pasaron por taquilla en 1998. Este nivel de público es imprescindible para que cuadre el presupuesto de 3.391 millones aprobado para 1999. La autofinanciación cubrirá el 68% del total, mientras que Gobierno vasco y Diputación aportarán a partes iguales poco más de 1.099 millones. La primera propuesta de renovación de la colección, a partir de marzo, será El arte pop americano, con obras de Lichtenstein, Oldenburg, Warhol y Rauschenberg, entre otros artistas de las décadas de los 50 y 60. Al mismo tiempo, se presentará una instalación del trabajo de artistas españoles, que hasta ahora no ha sido mostrado al público en Bilbao. Pintura y escultura moderna ofrecerá en los meses de verano un panorama de las primeras décadas del siglo, con obras de los maestros vanguardistas. Esta visión histórica se complementará con una selección de artistas contemporáneos, entre ellos Julian Schnabel. El último trimestre del año estará dedicado a revisar, simultáneamente el diálogo entre el arte europeo y americano de posguerra y la fotografía contemporánea, con obras de Robert Mapplethorpe, Cindy Sherman y Andreas Gursky, entre otros. En el mes de octubre, asimismo, serán reinstaladas en las salas de las obras de Francesco Clemente, Anselm Kiefer y Sol LeWitt, que fueron retiradas tras la clausura de la exposición inaugural. LeWitt ha aceptado alterar el mural que creó para la exposición inaugural, con la utilización de pintura de color blanca, gris y negra mate y satinada. A las líneas generales de la colección permanente se sumarán cinco exposiciones temporales. A partir de marzo De Durero a Rauschenberg mostrará un centenar de obras de 22 artistas que recorren seis siglos de historia del dibujo en la cultura occidental. En abril, la retrospectiva del escultor Eduardo Chillida que actualmente se exhibe en el Museo Reina Sofía, de Madrid, llegará a Bilbao enriquecida con obras propiedad del artista y otras procedentes de Estados Unidos. Coincidirá en el Guggenheim con ocho esculturas recientes de Richard Serra. El segundo aniversario del museo se celebrará con la inauguración de una retrospectiva de Andy Warhol. Tras su éxito en Nueva York, el año se cerrará co El arte de la motocicleta.
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