EXTRAÑO APERITIVO DE LOS GOYA
En plena carrera por los Goya más encarnizados de la historia, Madrid acogió el lunes por la noche un aperitivo menos glamouroso y bastante menos codiciado por las productoras, pero que igual puede servir para irse haciendo una idea. La entrega de los 55º Premios del Círculo de Escritores Cinematográficos supuso un buen empujón a la película El abuelo, de José Luis Garci, principal protagonista de la corrida goyesca, cuya película copó cuatro galardones: mejor película, mejor actor, mejor actriz y mejor guión adaptado. El director y presentador de televisión acudió, con gripe, acompañado por unos 50 de los suyos (amigos, compañeros de tertulia televisiva, el clan Guillén al completo...), y recibió un baño de cariño tan grande como el soponcio que le dio a Cayetana Guillén-Cuervo, su compañera sentimental y protagonista femenina de El Abuelo, que obtuvo el premio a la mejor actriz superando contra todo pronóstico a Penélope Cruz (La niña de tus ojos) y casi no pudo articular palabra al enterarse. El flamante académico de la Lengua Fernando Fernán-Gómez y el recientemente fallecido Rafael Alonso compartieron el premio al mejor actor, que recogieron la hija del primero y la viuda del segundo, mientras Elvira Lindo y Miguel Albadalejo, por La primera noche de mi vida, recibieron el premio al mejor guión original. El presidente del CEC, Paul Naschy, entregó el premio especial al actor Manuel Alexandre, que se mostró en plena forma a punto de cumplir 82 años. Tras la gala, se proyectó La vida es bella, de Roberto Benigni, Gran Premio del Jurado de Cannes y Premio del Cine Europeo este año, que levantó numerosas ovaciones del público y que, por cierto, ha sido ya vista hasta por el Papa (aquí se estrenará pronto). Según se supo ayer, Juan Pablo II y el poeta-clown toscano, viejo azote del pontífice en filmes como Il pap"occhio, donde Wojtyla era llamado Wojtylaccio (algo así como Wojtylilla), han compartido un pase privado de la película en una oscura sala del Vaticano. Benigni, que suele ser capaz de hacer cualquier barbaridad, estuvo muy formal esta vez: sentado a la derecha del padre y rodeado de cardenales, obispos y prelados surtidos.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.