Apartheid
El desastre del muro del Bazar España en Sevilla, fruto del cual perecieron cinco personas, ha descolgado la espada de Damocles que pendía sobre las cabezas de los gobernantes del Ayuntamiento de Sevilla, por su nefasta gestión en materia de urbanismo. De hecho, si algo se ha puesto de manifiesto con los pactos PP-PA en la capital de Andalucía, es la incapacidad manifiesta de gestionar esta materia, de la que tanto depende la calidad de vida de los ciudadanos, y lo lesivo que para la misma ha sido la separación de poderes pactada entre Soledad Becerril y Alejandro Rojas Marcos. En realidad, los pactos de gobierno del Ayuntamiento pusieron en marcha una especie de "apartheid político" por el que se declaraban compartimentos estanco, de forma que en cada uno de ellos el partido al que le había sido atribuida la gestión es "dueño y señor del territorio". Éste es el caso de la materia de urbanismo, controlada por el PA a través de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) y que es el paradigma del desorden en la gestión y de la falta de comunicación fluida entre los coaligados. Siendo el último exponente de lo que se viene afirmando, el hecho de que la alcaldesa (PP) y el delegado (PA) atribuyesen la responsabilidad del siniestro citado al propietario del solar, sin reparar que como consecuencia de las cesiones, casi el 60% de la parcela pertenece al Ayuntamiento de Sevilla. De hecho, este apartheid político está produciendo no sólo descoordinación e ineficiencias, sino que está alterando sustancialmente la estructura de gasto del Ayuntamiento, que desde 1995 se reparte más en función al partido que controla cada gasto que en función a las necesidades de los ciudadanos. Y de nuevo aquí la GMU de Sevilla es claro exponente de un Leviathan que crece de forma descontrolada. En 1997 la GMU tenía un presupuesto corriente inicial (sin gastos de capital) de 3.429 millones de pesetas y gastó 476 millones más, necesitando financiar un déficit corriente antes de transferencias de 2.060 millones, que se cubrieron con 1.654 millones transferidos por el Ayuntamiento y el resto con ingresos de capital. Un caos de gestión que está provocando déficit en otros servicios, como es el caso de la policía. Cosas del apartheid.LUIS ÁNGEL HIERRO
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