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EL NUEVO GOBIERNO VASCO

El 'lehendakari' augura una "difícil relación" con quienes no respeten la convivencia

La toma de posesión del nuevo Gobierno vasco se convirtió ayer en un emplazamiento a Euskal Herritarrok para que cesen los ataques a los cargos públicos del PP -el lehendakari, Juan José Ibarretxe, auguró una "difícil relación" con EH si no respeta la convivencia- y al Gobierno central para que acerque a los presos de ETA a las cárceles vascas. Antes, Ibarretxe situó en su discurso el recuerdo a las víctimas de la violencia. EH, cuyo apoyo parlamentario negocian el PNV y EA, dejó plantado de nuevo vez al lehendakari, cuya investidura votó en el Parlamento, al no presentarse la representante de ese grupo en la Mesa de la Cámara. Los radicales tampoco acudieron a la toma de posesión de Ibarretxe la semana pasada.

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El nuevo lehendakari quiso borrar toda distinción entre los atentados de ETA y los que se ha dado en llamar "de baja intensidad", que han retomado sus grupos de apoyo después de las elecciones. En la declaración que realizó ayer tras jurar sus cargos los nuevos consejeros del Gobierno vasco, Ibarretxe reclamó el cumplimiento de la ley como premisa para lograr la paz y advirtió de que "no se construye nada alterando la convivencia" ni con atentados, "sean de baja o de alta intensidad", precisó. Instó a los radicales a abandonar "las amenazas y los ataques al PP", y advirtió: "No podemos jugar con los derechos de nadie: ni los unos ni los otros".Ibarretxe mostró su decisión de hablar "claro, de una vez por todas, en materia de paz". Y situó en primer lugar la necesidad de recordar a "las víctimas que ha dejado atrás la violencia, de uno y otro signo". Reclamó el acercamiento de los presos de ETA. Pese a haber adoptado la decisión de que su Gobierno no esté presente en la manifestación que se celebrará mañana en Bilbao con ese objetivo, Ibarretxe sí se pronunció claramente en favor del objetivo de esta concentración.

Su petición la ancló en la obligación, también por parte del Ejecutivo central, de cumplir la ley y anunció que será "extraordinariamente exigente" a ese respecto. "El cumplimiento de las leyes no es cuestión de conveniencia política o no". "Las leyes están para cumplirse", insistió, antes de anunciar que su Gobierno será también firme en la condena del acoso a los populares por la negativa del Gobierno a acercar a los presos de ETA, ya que esto no ayuda a conseguir la convivencia en Euskadi. "Tendremos una difícil relación con quienes no tengan estas cosas claras", vaticinó.

Más contundente aún se mostró Inaxio Oliveri, jefe de filas de los consejeros de Eusko Alkartasuna y que repite al frente del Departamento de Educación. Oliveri consideró el desmarque de EH de la violencia callejera y los ataques a cargos del PP como "elemento fundamental" para que un escenario de negociación de acuerdos con los radicales en el Parlamento autonómico se haga posible. "Lo que hoy está sucediendo", dijo en referencia al recrudecimiento de los ataques, "exige un desmarque de Euskal Herritarrok".

Competencia de prisiones

En la misma línea de su compañero de partido, el consejero de Justicia, Sabin Intxaurraga, resaltó que "no se puede trabajar en la defensa de los derechos humanos conculcando otros derechos humanos, atentando y cometiendo sabotajes en contra de edificios públicos o amedrentando a personas". Intxaurraga reclamó la transferencia de la competencia sobre las prisiones del País Vasco y reiteró su defensa del traslado a ellas de los internos de ETA, pero precisó que la reclamación sólo es válida "a través de medios civilizados".

Los partidos de la oposición anunciaron para hoy su pronunciamiento sobre las palabras del lehendakari. La portavoz adjunta del PSE-EE, Rosa Díez, y el presidente del PP de Vizcaya, Leopoldo Barreda, se adelantaron no obstante a censurarlo. Ambos coincidieron en considerarlo decepcionante y reprocharon la equiparación entre quienes ejercen la violencia y el Gobierno. Díez reprochó a Ibarretxe haber olvidado su condición de presidente de todos los vascos y Barreda le pidió que despeje la incógnita de las relaciones de su Gobierno con Herri Batasuna.

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