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Entrevista:

PEPE DE LUCÍA CANTAOR "La felicidad es peligrosa si se cuenta a todo el mundo"

Algunas de las letras más célebres del flamenco llevan su firma. Descubridor de talentos y productor disputado, José Sánchez, Pepe de Lucía, es un artista integral que sigue despertando interés y convence al público de que es mucho más que hermano de un genio de la guitarra y padre de una superventas del pop. Pepe de Lucía es un cantaor de raza que la pasada temporada dedicó un disco, El orgullo de mi padre, a aquel Leopoldo Mozart del siglo XX que le enseñó la senda de la constancia. Pregunta. ¿Es el orgullo la mayor deuda que mantiene con la memoria de su padre? ¿Cómo lo recuerda? Respuesta. Es verdad, la suya es la historia de un hombre que luchó y trabajó con toda la fe y toda la esperanza por dos niños que querían, como todos, juego y calle. Nunca pensamos que íbamos a ser artistas, pero el decía: "¿Te gusta cantar? Pues ¡hala! Y tú, ¿qué quieres? ¿ser guitarrista? Pues de ahí no te mueves". Me gustaría mucho tenerlo a mi lado, hablar con él. Yo era más rebeldillo, le obligaba a pagarme dos duros por estudiar. El Paco era más dócil, más noble, siempre ha contado hasta cien antes de actuar. P. ¿Qué le enseñó Antonio Sánchez? R. Aquello de que sólo tiene la libertad quien sabe conquistarla todos los días. La perseverancia, el estudio, no poner una mano en la espalda y decir "qué bonito". Que hay que aprender y escuchar, que no se acaba de aprender nunca. P. ¿Ha volcado ese magisterio sobre su hija, Malú, o ha optado por dejarla a su aire en su carrera artística? R. A mi niña siempre le ha gustado mucho la música, el deporte... Menos estudiar, todo. Siempre andaba cantando por casa, cosas de Camarón, de Las Grecas, el pop que yo le traía de América. Y un buen día hice lo mismo que mi padre. "¿Los estudios no te dan la clave de tu vida?". Pues a ver si así hacemos de ti algo importante. Lo mismo con mi hijo, que es guitarrista. La música es una asignatura muy difícil que puede servir para ganarte la vida. P. En el flamenco, ¿hay más vanidad que orgullo? R. Creo que la vanidad sólo la usa la gente con principios y cultura. Es un defecto, y los defectos no los tiene todo el mundo. P. ¿Le pone más orgulloso su cante, o su faceta de autor? R. Las dos me han dado muchas satisfacciones, pero una de las cosas que más orgullo me produce es sacar a gente nueva. Si Dios quiere, ahora quiero presentar a una chavala que canta muy bien, y eso me alegra tanto como grabar un disco propio. Es como parte de tu obra, como verlos salir de tus manos. Ahí están Tijeritas, Los Chichos, Juanito Villar, los Sordera... Mucha gente. P. ¿No puede desvelar la identidad de esa nueva promesa? R. Dicen que trae mala suerte, ya la escucharéis. La felicidad es peligrosa si se cuenta a todo el mundo.

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