De León a Granada, pasando por Madrid
Seis hermanos de la localidad madrileña de Alcobendas resultan premiados con 24 millones del gordo
Hace más de una década que don Julián, que así se llama el dueño de la administración número 193 de Madrid, llevaba buscando a la suerte por la ciudad. Ayer la encontró: fue el único lotero de la capital que tuvo la suerte de vender una serie entera, premiada con 240 millones de pesetas, del número 33.638, el gordo de El Niño.Con una lágrima que le cruzaba la cara en diagonal, Julián Zamorano recordaba que hasta tuvo que cambiarse de barrio detrás de la fortuna. Del de Salamanca, donde a pesar del supuesto postín la gente se rascaba poco el bolsillo, trasladó su administración al corazón de la ciudad, calle Mayor número 4. Un año y medio llevaba en la esquinita mismo de la Puerta del Sol, paso habitual de turistas nacionales y extranjeros. "Por eso mismo creo yo", hacía sus cábalas don Julián mientras descorchaba el cava de rigor, "que no va a aparecer ningún premiado; serán forasteros...". El que sí apareció fue el alcalde, José María Álvarez del Manzano, que felicitó a don Julián y le comentó a los periodistas que a él nunca le tocó un duro. "Está visto que yo", dijo el regidor de Madrid, "tendré que seguir trabajando para ganarme la vida...".
En Alcobendas, al norte de Madrid, Isabel Roda, su hermana melliza Pilar y una amiga llegaron casi las primeras a la administración número cuatro y casi fueron las últimas en festejar el pellizco que les había tocado, informa Raquel Santos. Después de conocer que este local, llamado El Niño, como el apelativo de su dueño, José María Gómez, había repartido 240 millones de pesetas del primer premio del sorteo -10 décimos- se apostaron a la entrada de la puerta pero no dijeron ni mu durante una hora. Cuando las tres se cercioraron, a la chita callando, de que eran las agraciadas, no pudieron contenerse y soltaron gritos de alegría entre abrazos.
La tarde anterior al sorteo compraron uno de los décimos del número 33.638 que el local vendía en ventanilla. Su intención era llevarse alguno más pero se habían agotado. Si tocaba se repartirían los 24 millones entre los seis hermanos de la familia y algunos amigos que se apuntaron en el último momento. En total unos 12. Y les tocó.
"Sabíamos que nuestro décimo acababa en ocho pero nada más. Yo ya no tenía uñas de los nervios mientras estábamos ahí [refiriéndose a la puerta de la administración]. Nos viene muy bien porque hemos empezado el año flojos y esto yo lo quiero para pagar el coche", comentaba nerviosa Isabel, una estudiante de Filología Inglesa de 25 años, mientras pedía tiempo muerto a los periodistas para llamar a la familia y dar la buena nueva.
La administración número cuatro de Alcobendas, ubicada en la calle Constitución, repartió también el año pasado un pellizco de este mismo sorteo. Entonces fueron 120 millones del segundo premio de El Niño. Algún curioso que merodeaba ayer por el local decía que el año que viene comprará lotería aquí por aquello de que no hay dos sin tres.
La suerte también rondó a León, pero no se atrevió a entrar. Fue la administración número uno de Villamañán, a 32 kilómetros de la capital leonesa, la que repartió entre sus vecinos otra serie del gordo. Se trata de la primera vez que toca el gordo de la lotería en esta pequeña localidad de 1.200 habitantes, la mayoría de ellos dedicados a la agricultura y la ganadería, informa Marifé Moreno. La lotera, Mari Carmen Bances, aseguraba desconocer quiénes eran los agraciados con el primer premio, aunque señaló que el billete se vendió en ventanilla entre sus convecinos.
Sin embargo, A las 13.00 horas dos décimos del gordo ya habían sido depositados en la oficina de Caja España del pueblo. Se da la circunstancia de que la administración número cuatro de lotería de León repartió una serie del gordo de Navidad, celebrado el pasado día 22. En esa ocasión parte de los 300 millones fueron a parar a un grupo de abonados al número premiado, al coincidir las cifras con la fecha de nacimiento de uno de ellos.
En Villamañán ayer fue un día de alegría y euforia colectiva. La mayoría celebraba el capricho del azar descorchando botellas de cava y sidra una tras otra en los bares de la localidad. Algunos señalaban que después de una vida dedicada al campo este pellizco al gordo suponía una buena jubilación. También la suerte habló ayer con acento andaluz. Otra serie del primer premio fue vendida en la única administración de loterías de Castril (Granada). Inmaculada Navarrete, propietaria de la administración, dijo que "es la primera vez" que reparte un premio, por lo que se encontraba "muy nerviosa". Quizá por el nerviosismo, o tal vez por ser discreta, no desveló si los premiados son del pueblo o de fuera. Todo el número premiado se vendió en ventanilla, al no estar nadie abonado a él.
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