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Tribuna
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Unamunos

JOSÉ MANUEL ALONSO Genio del 98: mitad zorro, mitad oveja. Mitad uno, mitad unos (los demás). Unamuno se nos fue físicamente un día como el de antes de ayer, en plena guerra civil. Pese al tiempo transcurrido, se cumple aquello que don Miguel vaticinó: "cuando me creáis más muerto, retemblaré en vuestras manos... Cuando vibréis al leer alguno de mis libros, soy yo que en vosotros vibro (...) Naturalmente, ¿no veis que mi misión es decir la verdad de lo que muchos creen y no se atreven a decir?" Unamuno se definía "escéptico, contradictorio, poeta cursi, filósofo triste, político lamentable"... Un hombre venido al mundo a poner dificultades y no a resolverlas. "Los políticos son los que deben dedicarse a resolver problemas; y ha de haber otros, no políticos, que se dediquen a probar que esos problemas no están resueltos y que acaso son irresolubles" Esas palabras de Unamuno vibran en estas fechas. Esas palabras han vibrado esta semana en Vitoria. Precisamente en la elección del nuevo lehendakari y la despedida del que lo ha sido durante años. De los discursos de Ardanza, me quedo con aquel en el que, al cumplirse los 50 años de la muerte de Unamuno, dijo: "Lo que en este país necesitamos es crítica, contraste y diferencias de opinión. Se echa de menos al intelectual en nuestro País Vasco, al que don Miguel criticó, es decir, amó tanto. Reclamamos, así, muchos más Unamunos". Seguramente a eso, don Miguel hubiera dicho: "Cierto, que haya variedad de opiniones y de ideas, porque donde todos dicen la misma palabra acaban todos por no oírla y la conciencia se hunde; se hunde la conciencia del individuo y de la sociedad, porque la conciencia es social en la persona, igual que lo es en el pueblo". Y don Miguel daría una recomendación más, para todos: "no ser falsos, que la acción no vaya por camino distinto al de las ideas ni estas por un lado y la acción por otro". Nuestro país, ciertamente, necesita tener Unamunos. Los políticos se han construido el Parlamento para exponer; ahora, que a los Unamunos no les falte la tribuna.

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