El muro que mató a cinco personas en Sevilla carecía de apuntalamiento o vallas de seguridad
., Los vanos del muro de ladrillo y mampostería que el último día de 1998 aplastó a cinco personas que esperaban un autobús urbano en Sevilla habían sido tapiados para evitar que entraran indigentes en el solar. La fachada del antiguo bazar España era lo único que quedaba en pie, sin ningún tipo de apuntalamiento ni medidas de seguridad en el perímetro, desde que la inmobiliaria Osuna vació el edificio para levantar 142 viviendas. La delegación municipal de Urbanismo ha iniciado una investigación para depurar responsabilidades por este accidente. Los cinco fallecidos serán enterrados hoy.
Una sección de muro de 50 metros de longitud, ocho de altura y medio metro de grosor se desplomó sin previo aviso sobre un grupo de ciudadanos que esperaba el autobús en una marquesina de la avenida de Miraflores. Eran casi las cuatro de la tarde y el viento soplaba con fuerza, con rachas de 80 kilómetros por hora, y llovía con rabia sobre la capital andaluza. Cuatro personas -tres mujeres y un hombre- fallecieron en el acto.Una quinta persona, Ana María Barroso Albarrán, de 17 años, fue rescatada con vida, pero falleció a las 22.40 del 31 de diciembre cuando los médicos del hospital Virgen del Rocío la intervenían en el quirófano. La joven había ingresado con un shock hemorrágico y parada cardiorrespiratoria. Los cuatro fallecidos en el lugar del siniestro son Tomás Carranza Seguro, de 52 años; Irene Moreno Sánchez, de 22 años; María Pruaño Rodríguez, de 55 años y Encarnación Ramírez Valverde, de 39 años.
Rescate acelerado
Los testigos presenciales del accidente indicaron en un principio que en la parada de autobús "había entre seis y siete personas". Por ello, casi 200 personas -entre policías, bomberos,protección civil y voluntarios- trabajaron aceleradamente en el desescombro de la calle para rescatar a las víctimas y ante la duda sobre si quedaban personas enterradas. Perros adiestrados de los bomberos y la Guardia Civil permitieron confirmar que sólo eran cinco las víctimas y que no había ningún bebé sepultado, tal y como se había afirmado en los primeros momentos de tensión.
Un ciudadano que tomaba café de un bar situado justo enfrente del lugar del siniestro relató que, poco antes de las cuatro de la tarde, cuando el día era más desapacible, "se escuchó un ruido como una bomba"y al mirar "allí sólo había un montón de ladrillos y polvo". El encargado de ese mismo bar agregó que los vecinos de la zona habían expresado sus quejas por la situación del antiguo bazar España.
"De lo que se habían quejado los vecinos es de que en el solar entraban indigentes. Por eso se pidió a los propietarios que tapiaran los huecos para impedir su entrada", explicó poco después del desastre Mariano Pérez de Ayala, delegado de Urbanismo de Sevilla. Este departamento, que ha abierto una investigación para depurar responsabilidades, hizo ayer público un comunicado en el que explica cuál era la situación del edificio siniestrado.
Los vanos del muro habían sido macizados después de que en febrero pasado la Gerencia de Urbanismo se lo ordenara a la empresa propietaria, "dado que existían denuncias de vecinos y de la Policía Local" de entradas de indigentes y drogadictos en el solar. Los arquitectos municipales habían revisado la manzana el 25 de mayo, día en que elaboraron un informe que relataba "que se había demolido el interior de la finca, conservando los muros de cerramiento, tal y como se les había autorizado el 1 de abril".
Sin medidas de seguridad
No obstante, la fachada, antes repleta de escaparates, no estaba apuntalada ni por dentro ni por fuera, ni existía ningún tipo de vallado de seguridad o desvío para alejar a los transeuntes o a los usuarios de la parada de autobuses municipales pegada el edificio vaciado. De hecho, es ahora cuando la Gerencia de Urbanismo ha inspeccionado la zona y se ha dirigido a la inmobiliaria -que había cumplido los trámites administrativos- "para la adopción de medidas que garanticen la seguridad del cerramiento". Pérez de Ayala aseguró ayer en rueda de prensa que la conservación del muro "es responsabilidad de la propietaria del solar".
El terreno, propiedad de inmobiliaria Osuna, tenía desde el 1 de abril pasado "licencia de demolición, que incluía la demolición de todas las naves interiores manteniendo los muros exteriores de cerramiento de la finca". La autorización fue dada tras presentar un informe técnico. Hace algo más de un mes, el 25 de noviembre, se había concedido licencia para construir el edificio.
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