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Milosevic protege su poder con purgas en el Ejército

El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, trata de proteger su base de poder con intensas purgas en el seno del Ejército. Tras el retiro forzado hace un mes del general Momcilo Peresic, jefe del Ejército, crítico del uso de la fuerza en Kosovo, Milosevic ha colocado al frente de las principales unidades militares a hombres de su confianza."Milosevic está cambiando los oficiales indecisos por gente de obediencia incuestionable", asegura Milos Vasic, analista de la revista Vreme, de Belgrado, quien destaca que estos cambios quedan fuera de los considerados profesionales.

El ascenso más significativo ha sido el del general Nebojsa Pavkovic, un halcón, que ha sido nombrado jefe del IIICuerpo de Ejército, cuyo territorio de actuación incluye la provincia de Kosovo. Su antecesor, el general Dusan Smardzic, que era considerado un fiel al defenestrado Peresic, ha sido trasladado a una unidad menor.

Es harto significativo, sin embargo, la permanencia del general Radosav Martinovic al frente del II Cuerpo de Ejército, estacionado en Montenegro. El analista de Vreme sostiene que esto demuestra que Milosevic no se siente aún tan fuerte como para desafiar al presidente de esa república, la única ex yugoslava aún federada con Serbia, el liberal Milo Djukanovic, quien podría terminar rompiendo con Belgrado. No se trata de una fantasía de Vreme, pues entre los pecados atribuidos al general Peresic está el negarse a principios de año a decretar el estado de emergencia en Montenegro, que muchos interpretaron como una orden previa al golpe de Estado.

El relevo de Peresic se produjo semanas después de la destitución del poderoso jefe de la Seguridad del Estado Jovica Stanisic. En medios políticos de Belgrado se asegura que Stanisic y Peresic se habían transformado en hombres demasiado poderosos que podían quebrar el monopolio del poder del presidente.

El diario Dnvni Telegraf, de Belgrado, que en varias ocasiones ha tenido problemas con el régimen, que lo tilda de liberal, considera que estos relevos en tiempos de crisis política (Kosovo) y de amplio descontento social (por la marcha de la economía) sólo pueden entenderse como movimientos defensivos que demuestran que "existe el peligro de que alguien atente contra el número uno". "Este riesgo siempre ha sido evitado por Milosevic mediante purgas periódicas", añade.

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