El Estado
El Estado no sólo tiene presupuestos, secretos y cámaras de vídeo, el Estado tiene también mala conciencia. Desde ese sentimiento se explican las prisas corridas para que Vera y Barrionuevo comieran los turrones en su casa. El Estado sabe que la guerra sucia en democracia no la inventaron Vera y Barrionuevo, y puesto que los sucios guerreros anteriores han sabido ensuciar y guardar la ropa, desde el más elemental corporativismo, el Estado protege a sus servidores. Recuerdo lo seguros que estaban de contar con la complicidad estatal los autores del atentado contra El Papus; cómo el que intentó asesinar a Cubillo se sentía legitimado por la mano secreta del Estado; la sorpresa que se llevaron los de la matanza de Atocha, o de Yolanda, o de Arturo, cuando el Estado se les echó encima, y los asesinos de Brouard tardaron en llegar a la conclusión de que el Estado ni les apoyaba ni les abandonaba, sino todo lo contrario.Es lógico, pues, que el Estado indulte a Barrionuevo y Vera. Una vez comprobado que se han reinsertado y que no aprovechan los permisos carcelarios para secuestrar a nadie, todo se les dará por añadidura. Y cuanto antes se ultime el acuerdo entre el PP y HB sobre la paz definitiva en Euskadi, mucho mejor para todos, incluido el Estado. Porque se acerca el proceso Lasa-Zabala-general Galindo y, aunque hecho el proceso hecho el indulto, sería muy conveniente amnistiar a todos los terroristas, vengan de donde vengan, cuanto antes. De lo contrario, el Estado podría quedar en evidencia a la hora de indultar a los funcionarios causantes de la pasión, muerte y desintegración de Lasa-Zabala. Dentro de 10, 15 años, Victoria Prego ya publicará en EL PAÍS unas separatas sobre la guerra sucia en España entre 1936, la madre de todas las guerras sucias, y el GAL, es decir, 50 años de guerra sucia y sus detergentes biodegradables, de espuma controlada, ni poca ni mucha para su colada.
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