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China dicta su cuarta condena contra un disidente en menos de una semana

Con la condena ayer a 10 años de cárcel contra el líder sindical chino Zhang Sanguang, dictada por un tribunal de Huaihua (provincia central de Hunan), las autoridades comunistas amplían su represión al sector sindical, silenciando, de momento, a uno de sus principales dirigentes. Según el auto de condena, Zhang ha sido sentenciado por "poner en peligro la seguridad del Estado y estar en contacto con organizaciones enemigas".Zhang, de 45 años, que permanecía bajo custodia policial desde el pasado 21 de julio, fue hallado culpable de intentar derrocar al Gobierno y "pasar información" sobre revueltas campesinas a la emisora estadounidense Radio Asia Libre. Tras una "nueva parodia de juicio", que duró algo más de dos horas y mantuvo, según los disidentes, cerca de media hora "meditando a los jueces" antes de pronunciar sentencia, Zhang fue escoltado a prisión por una veintena de vehículos policiales. La sentencia contra Zhang supone un duro golpe para la clase trabajadora china, sobre todo para los 30 millones de desempleados con los que cuenta el país y que se encuentran en una situación de indigencia, sin apenas protección estatal.

Defensor de la creación en China de sindicatos libres e independientes, Zhang, un incansable luchador por los derechos de los trabajadores, pasó siete años en la cárcel por su participación en el movimiento prodemocrático de Tiananmen (junio de 1989). Tras ser liberado en 1996, Zhang, miembro del Partido Democrático Chino (PDCh), trabajó en una fábrica hasta su detención, en julio de este año, por defender a los desempleados e intentar fundar un sindicato para que los obreros tuvieran un órgano de expresión libre y no "fueran asfixiados" por las consignas del Partido Comunista Chino (PCCh).

Los disidentes de Hong Kong y los exiliados en el extranjero piden la liberación de los tres máximos dirigentes del PDCh, Xu Wenli, Wang Youcai y Qin Yongmin, condenados recientemente a penas de 13, 12 y 11 años de cárcel, respectivamente. Ahora, el ala dura del PCCh, encabezada por Li Peng (actual presidente de la Asamblea Nacional Popular y uno de los máximos responsables de la matanza de Tiananmen), ha apostado por el miedo para acallar a los activistas, líderes obreros e intelectuales.

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