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El Joven Ballet de Carmen Roche se presenta hoy con 21 bailarines

La artista dirige una fundación que aspira a ser una "escuela integral"

Debutó a los 13 años junto a Antonio el Bailarín, estuvo 13 años en la Escuela Mudra de Bruselas, bailando e impartiendo clases junto a Maurice Béjart, y luego cofundó el Ballet Nacional y el Centro Internacional de Danza. Ahora, Carmen Roche presenta compañía y escuela de una tacada: el Joven Ballet, fundación que ella misma dirige y financia, se presenta esta noche en el Teatro de Madrid con 21 bailarines y seis coreografías.

"El ballet clásico es la madre de la danza, y tener esa formación es clave porque te da seguridad para el futuro. Si te agarras a eso, luego te deja volar. Para poder pintar hay que saber dibujar... Pero es verdad que la danza es movimiento, y todo lo que sea moverse está bien. Da igual el lenguaje, se puede ser igual de feliz bailando una jota y haciendo Giselle". Ésa es, más o menos, la filosofía que inspira el nuevo trabajo de la zaragozana Carmen Roche, una reputada ex bailarina que ha conocido las mejores escuelas del mundo y ha bailado de todo: flamenco, escuela bolera, contemporánea...Roche entró en la compañía de Antonio "con coletas, lazos y calcetines", y cuatro años después se fue a Lisboa a estudiar clásico en la Fundación Gulbenkian. Hoy se declara una maestra "muy meticulosa", y lleva desde el mes junio intentando transmitir su experiencia a un grupo de 21 jóvenes que dan una media de edad de 18 años. Lo hace a través de la Fundación Joven Ballet, que trata de ser "un trampolín para los bailarines de entre 15 y 25 años que no encuentran salida fácil a los escenarios".

Roche explica que el interés por la danza ha crecido mucho en España en los últimos años y que la cantera de intérpretes es excelente. "No hay apenas ninguna compañía importante en el mundo que no tenga algún bailarín español". Pero afirma que "todavía es muy difícil bailar repertorio clásico, y no hay escuelas donde coger experiencia escénica".

Por eso, su fundación aspira a ser el ideal de escuela que a ella le hubiera gustado tener de joven: "Un lugar donde haya de todo, práctica escénica, nuevos estilos de formación, cursillos específicos... Una escuela integral y multidisciplinar a la que acudan coreógrafos, gente de teatro, maestros de todo el mundo. Pero yo sola no puedo pagar todo eso. Espero que los poderes públicos lo entiendan".

El proyecto, que ahora financia Roche "con un crédito personal y una pequeña ayuda de la Comunidad de Madrid", es una continuación de la escuela privada que dirigía hace años, con un par de diferencias esenciales: la fundación beca ahora a unos cuantos bailarines ("hay que darles alicientes: en esto, como en todo lo demás de la vida, la motivación es fundamental"), y trata de sacar la escuela a la calle, de enseñar su trabajo al público. "Intentamos evitar a los chicos esos dos años durísimos que siempre se pasan cuando entras de nuevo en una compañía, y la mejor forma de hacerlo es mezclar la formación técnica con el montaje de espectáculos". La puesta de largo será hoy y mañana en el Teatro de Madrid (La Vaguada), con un programa que mezcla coreografías clásicas como Coppelia, música contemporána (Jacques Brel) y trabajos coréuticos de creadores como Tony Fabre, Jiri Kilian o Ben van Cauwenberg.

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