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"Es un contrasentido que la Universidad esté gobernada por académicos"

José Ginés Mora

Forma parte de un grupo de teóricos del sistema universitario español, que junto a Miguel Ángel Quintanilla o Francisco Michavila, analizan y revisan desde dentro las claves del funcionamiento de la institución democrática europa más vieja. José Ginés Mora, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia, acaba de defender en un seminario en El Escorial que el modelo de gobierno universitario, lidereado por la figura del rector, se ha quedado obsoleto. La competitividad y la eficacia de la universidad en puertas del tercer milenio pasa, a su juicio, por construir un modelo de gestión empresarial. "En todos los países democráticos del norte de Europa, en Inglaterra, en Estados Unidos, las universidades están gobernadas por una junta con representantes de toda la sociedad que funcionan como los consejos de administración de las Cajas de Ahorro en España". Pregunta. ¿A qué se refiere, a los sindicatos, a la patronal? Respuesta. Exacto. Es un contrasentido que una universidad, que es una institución pública, esté gobernada por una parte tan minúscula de la sociedad como somos nosotros, los académicos. P. ¿Eso se llama endogamia? R. Eso se llama "yo me lo guiso, yo me lo como". No tiene sentido en una sociedad democrática. P. Sin embargo, el modelo similar a un consejo de adminstración de cajas de ahorros, corre el peligro de politizar la gestión universitaria. Y eso lo hemos visto muy claro, precisamente aquí, con la nueva ley de cajas. ¿No se caería en la tentación de que la universidad acabara dependiendo del gobierno de turno? R. Sin duda, ése es un peligro. Pero aún así yo acepto ese riesgo. Es mejor eso, a que un grupo tan cerrado como el que somos controlemos esto. No tiene ningún sentido. Es de chiste, vamos. Lo que pasa es que venimos de donde venimos. Venimos de una dictatura, se acaba, hay una explosión democrática para todo, lo cual está muy bien. Hay una LRU que se hace en un momento histórico en que hay que romper unas estructuras vieja, y que cumplió perfectamente. Pero se ha quedado obsoleta. Es decir, ha sido tan buena que ha generado tantos cambios que ya no sirve, fundamentalmente en las áreas de gobierno. Esto es una empresa enorme, de una cantidad de miles de millones. La Universidad de Valencia, por ejemplo, tiene más de 5.000 trabajadores, 60.000 alumnos y estamos... Para cualquier decisión, en este departamento el órgano mínimo de decisión, que es el consejode departamentom, está compuesto por 150 personas. P. Un poco inoperante, ¿no? R. Es absurdo. Y todos somos conscientes. P. Precisamente uno de los debates que ya se están empezando a plantear es el del enorme poder de los catedráticos y su influencia directa, por ejemplo, sobre los planes de estudio, que tienen que ver más con intereses de grupo que sobre la oferta y la demanda. R. Mi discurso en El Escorial fue sobre eso. No es que los catedráticos seamos más malos, sino que a cualquier grupo que le dices "oye, nadie te controla, puedes hacer lo que quieras y, además, lo que haces es ley", pues tiende a comportarse corporativamente. Y lo que hacemos nosotros es exactamente eso. Todos los planes de estudio, las implantaciones de las nuevas titulaciones -todas no, con honrosas excepciones- se han hecho en función de intereses de grupo. No nos hemos planteado nunca si eso era útil o no. ¿Por qué? Porque hemos tenido la absoluta libertad de hacerlo y nadie nos ha controlado. No acuso a los demás. Yo he participado en una comisión y he tenido que hacer lo mismo. Y si yo no lo hacía, lo hacía otro. O sea, es un problema del sistema. P. ¿Cómo lograr cambios estructurales tan de fondo? R. El modelo, como decía Quintanilla, es un cambio en el gobierno de la universidad en un sentido muy simple: devolver la propiedad de la universidad a sus dueños, que es la sociedad. P. ¿Qué propone, directores generales al frente de la universidad? R. Rectores, pero nombrados responsables ante la sociedad y no ante los profesores. P. Un modelo de gestión similar al de una empresa privada. R. Claro, como una empresa privada pública. Un académico no debe ser el vicerrector de Economía. Tienen que ser expertos que no son responsables políticamente ante los profesores, sino ante la sociedad. Algunos académicos en Estados Unidos acaban ocupando puestos, pero porque se especializan para esllo, no porque forman parte de una candidatura cerrada. Es que el modelo tradicional de la Edad Media, que es muy bonito -"nosotros somos el colegium, y entre nosotros elegimos al primus interpares, y a ése lo ponemos de líder, que es el rector"- podía ser válido hasta hace 30 años. Pero hoy esto es una empresa enorme. P. El debate parece claro. Pero la realidad es que todos los temas universitarios están aparcados: la reforma de los planes de estudio, de la LRU ¿Qué pasa, el Consejo de Universidades no funciona, o la distancia entre el Gobierno y los rectores españoles es tan grande como parece? R. Desde luego. Todo está parado. Hace poco Michavila, que es un hombre muy razonable, escribió un artículo en EL PAÍS diciendo que ya estaba bien. Y de alguna forma acusaba también un poco a los rectores. Me pareció muy sensato. El decía que desde el punto de vista gubernamental no hay proyecto de universidad. Esto parece obvio. O si lo tienen, está demasiado oculto. Pero los rectores y toda la lucha de la CRUE contra el Ministerio, a mí personalmente, y a mucha otra gente, me parece que no es positivo para la universidad. Creo que los rectores tenían que haber sido más hábiles y haber tomado ellos la iniciativa, dentro de lo posible. P. Bueno, la CRUE sí que ha presentado propuestas sobre la reforma de los planes de estudio, la del título V de la LRU. Y el resultado ha sido que cuando el secretario de Estado las defendió, simplemente lo dimitieron. R. Ante esto, yo rector, he de tomar iniciativas, no de enfrentamiento, sino de pasar por encima. Se trata de defender precisamente la autonomía universitaria, tomar decisiones, actuar. P. Eso no es tan fácil, hay unos órganos, unos cauces legales establecidos, un parlamento, y ni los rectores ni nadie pueden ejercer una capacidad de maniobra que no tiene. R. Se trata de desarrollar la autonomía de las universidades, pero a la vez hacerlas más fuertes como instituciones empresariales. Hacerlas menos asamblearias. A mí la famosa inciativa de reforma del título V me parece una tontería. ¿Es que los problemas de la universidad española se solucionan cambiando que en vez de tres profesores de fuera vengan cuatro? ¿Ése es el problema de la universidad española? Es ridículo. P. No se reduce a eso. El problema es que se ha creado un tapón en el sistema de promoción interna de las universidades que ha dejado un saldo de 20.000 profesionales contratados como asociados con los que habrá que hacer algo. R. Ése sí que es un problema, el de personal, el de la reorganización del personal de la universidad. Y yo tengo mi versión al respecto. Creo que habría que volver a plantearse la alternativa de carrera universitaria no funcionarial, como se hizo ya en Inglaterra. P. Volviendo a la Comunidad Valenciana, llevamos un año con el debate del estado financiero de las universidades valencianas y, concretamente, con la revisión del modelo de financiación. ¿Qué opina de la discusión? R. El problema es que el modelo financiero valenciano nunca se completó. Había un diseño teórico y una puesta en práctica. Y esa puesta en práctica sólo se hizo parcialmente. El modelo incluía a demás de fondos, la creación de fondos adicionales, los llamados fondos competitivos, que debían de representar una parte importante -creo que hablaba de un 10%- por el cual las universidades competirían entre ellas a través de programas de calidad, etcétera. Se cumplió la financiación básica, pero no la financiación competitiva, la que era la guinda. Y en segundo lugar, lo cierto es que la financiación de las universidades españolas es pobrecita. Es escasa, sobre todo en financiación corriente. Pero hay otro aspecto donde también creo que los rectores se equivocan, ¿por qué están tan empeñados en hacer edificios? Cuando nos comparamos gasto de capital junto con gasto corriente, en la Comunidad Valenciana no estamos tan mal. P. ¿Los rectores valencianos están exagerando, entonces? R. Lo que digo es que la Generalitat debería de pasar parte del gasto de capital al gasto corriente. ¿Es qué de verdad hacen tanta falta edificios? El otro día un arquitecto de Berckleey que se dedica a construcciones universitarias me envió un e-mail pidiendome información del campus de Alicante, porque ha llegado a sus oídos que es una cosa espectacular. !En California, Alicante es un campus espectacular! Está muy bien, pero eso se tendrá que acabar. Otra cosa es cierta, que las universidades valencianas siempre han estado mal financiadas. Siempre han tenido un gasto corriente ridículo. En este departamento se convoca una cátedra cada seis o siete años. Yo soy víctima de ese problema, a mí me afecta en mi departamento. Y es que, en la práctica, el modelo nunca se ha aplicado.

Catedrático de Economía

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