Dos alumnas mueren en Igualada al hundirse una escuela profesional que carecía de licencia

Dos alumnas de la escuela de diseño textil Genny de Igualada (Barcelona) fallecieron y otras 10 resultaron heridas, una de ellas muy grave, al hundirse el edificio de dos plantas, una antigua fábrica textil, donde asistían a clases de formación profesional promovidas por el Departamento de Trabajo de la Generalitat. El edificio se derrumbó, supuestamente, por las obras que se realizaban en la planta baja y en los sótanos, que afectaron a un pilar sobre el que se apoyaban las vigas de cemento que sostenían los dos pisos del inmueble. El centro carecía de las preceptiva autorización municipal para desarrollar cualquier actividad y del permiso del Departamento de Enseñanza para actuar como escuela en este local.

El alcalde de Igualada, Josep María Susanna, aseguró que la escuela Genny recibió el 18 de noviembre la licencia de obras mayores para reformar un recinto industrial y destinarlo a escuela. Precisó que esta licencia se dio condicionada a la solicitud de un permiso de ocupación al acabar las obras y tras presentar la preceptiva autorización de centro escolar concedida por el Departamento de Enseñanza de la Generalitat. Susanna subrayó que la escuela no cumplió ningún requisito y, en consecuencia, daba clases "sin permiso alguno" en el edificio siniestrado.En los últimos siete días, en Cataluña han fallecido cuatro personas a causa del derrumbe de dos edificios. El pasado día 10, en L"Arboç del Penedès, (Tarragona) murieron aplastadas por los cascotes de la casa en que vivían Ana Rico, de 42 años, y Carmen Escudero, de 72. Ayer las fallecidas fueron Vanessa Sánchez González, de 16 años, y Mónica Ortega Palacios, de 23. La alumna herida con traumatismo craneoencefálico grave es Mónica Massa Bou, de 17 años, que tuvo que ser trasladada con un helicóptero al Hospital San Juan de Dèu de Barcelona, situado a 50 kilómetros de Igualada. El resto de las chicas, con contusiones y fracturas varias, fueron ingresadas en el hospital de Igualada.

Eran las nueve y diez de la mañana cuando el grupo de 12 alumnas, de entre 15 y 23 años, esperaba en el segundo piso el inicio de las clases de diseño textil, lo que antes se conocía como corte y confección. "El suelo se empezó a mover, la pared se nos vino encima y nos vimos sepultadas por escombros", relataba Natalia G., de 22 años. La propietaria del bar Tarragona, situado junto a la academia derrumbada, fue testigo del siniestro: "Hemos oído un gran ruido, hemos salido enseguida a la calle y ha sido horrible, se oían gritos entre los escombros." Una mujer que limpiaba los cristales de una casa situada frente al edificio hundido vio aterrorizada cómo "caía una pared y luego se hundía el edificio entero".

Todo el grupo de alumnas quedó bajo los escombros. Unas pudieron salir por su propio pie, el resto tuvieron que ser rescatadas por los Bomberos de la Generalitat y la Guardia Civil, cuyos perros adiestrados localizaron a las víctimas. Las asistencias trabajaron contra reloj entre el polvo levantado por el derrumbe y angustiados por los gritos y sollozos de las muchachas que se oían bajo los escombros.