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El consejero Subirà escapa por segunda vez de la censura del Parlament merced al apoyo de CiU y el PP

La mayoría formada por CiU y el PP impidió ayer, por segunda vez en poco más de seis meses, que el Parlament reprobase al consejero de Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat, Antoni Subirà. La oposición acusa a Subirà de negligencia y prevaricación en relación a las graves irregularidades encontradas en el Consorcio de Promoción Turística de Cataluña. Este organismo, dependiente de la Generalitat, adjudicó entre 1991 y 1996 contratos millonarios sin concurso a diversas empresas, una de las cuales pertenecía a la esposa del entonces director del consorcio, Joan Cogul. En aquella época, el consejero era Lluís Alegre. La suma de las irregularidades detectadas asciende a unos 1.000 millones de pesetas. La fiscalía del Tribunal Superior de Justicia está investigando el asunto. La oposición sostiene que Subirà conoció la existencia de las irregularidades, pese a lo cual no las desveló ni remedió. El consejero desoyó incluso, según la oposición, un informe de un despacho privado de abogados que le recomendaba que denunciase los hechos ante la justicia para evitar responsabilidades posteriores. El diputado de IC Joaquim Novella añadió una nueva acusación: la reciente desaparición de la recaudación correspondiente a los visados de unos 400.000 turistas rusos. Aunque la mayoría parlamentaria formada por CiU y el PP ya rechazó este mismo año un intento de reprobar a Subirà por este asunto, la oposición lo intentó ayer de nuevo a través de sendas mociones de IC y ERC, que recibieron el apoyo del PSC. El PP justificó su rechazo a la reprobación del consejero con el argumento de que el asunto está en manos de la justicia. "En cuanto se resuelva judicialmente, seremos los primeros en actuar en consecuencia", anunció el diputado conservador Víctor Ros. Trinitat Neras, de CiU, acusó a la oposición de practicar una política "tendenciosa" al dar por probadas unas acusaciones que aún están bajo investigación judicial. El intento de reprobación de Subirà no mereció, sin embargo, un gran interés por parte de los diputados, ni siquiera de la oposición. A las 16.15 horas, cuando la Cámara empezó a debatir el asunto, sólo 27 de los 135 escaños estaban ocupados. A las 16.30 había 37 diputados. Hasta las filas de los propios promotores de la moción aparecían desiertas: sólo había 2 parlamentarios de los 9 de ERC y 4 de los 9 de IC. A la hora de votar, en el hemiciclo había 96 diputados y ni un sólo miembro del Gobierno.

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