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Una ola de asesinatos de escritores iraníes amenaza el movimiento reformista

Los cadáveres presuntamente estrangulados de tres escritores disidentes iraníes, Mohamed Yafar Puyande, Mohamed Mojtari y Mayid Sharif, desaparecidos desde el mes pasado, fueron descubiertos en los últimos días en Teherán. Estos hallazgos representan el más reciente episodio de una nueva oleada de violencia anti-intelectual que estalló en Irán el 21 de noviembre, cuando un líder de la oposición liberal, Dariush Forouhar, y su esposa murieron apuñalados en su domicilio. Ayer, la policía iraní detenía a los supuestos responsables de todos estos crímenes, según declaró un portavoz del poder judicial iraní.

Hacía casi 20 años, desde la época de la revolución iraní, que Teherán no vivía semejante periodo de violencia misteriosa e inexplicada. Y cada día que pasa, las esperanzas de los sectores más liberales para lograr un ambiente de tolerancia en Irán se ven más ensombrecidas ante el temor a nuevas barbaridades. "Tal vez yo también desaparezca dentro de poco", se lamentó Firouz Gouron, cuya revista, La Sociedad Sana, ha sido prohibida por un decreto gubernamental.["Los responsables de los recientes asesinatos de escritores y pensadores han sido arrestados y tendrán lugar otros arrestos", afirmó ayer el portavoz a la televisión iraní, aunque que no dio a conocer detalles sobre el número de los detenidos y su identidad, informa Efe. El líder supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, condenó ayer el asesinato de estos intelectuales, que atribuyó a "una política arrogante", una de las fórmulas utilizadas en la jerga política iraní para referirse a EEUU e Israel.] Mohamed Yafar Puyande, un escritor que desapareció el pasado día 9, fue identificado el sábado por su familia, que afirmó que su cuerpo mostraba huellas de estrangulamiento. Se cree que el poeta Mohamed Mojtari, cuyo cadáver fue hallado la semana pasada, también fue estrangulado. Otro escritor disidente, Mayid Sharif, fue encontrado muerto a principios de este mes en "circunstancias sospechosas", según señalaron amigos del escritor. Otros opositores al régimen no corrieron mejor suerte. El líder de la oposición liberal, Dariush Forouhar, y su esposa, Parvaneh, fueron brutalmente acuchillados en su propia casa.

Los asesinatos han indignado a muchos iraníes y han provocado que distintas sociedades literarias occidentales, grupos de derechos humanos y el Departamento de Estado norteamericano hayan reclamado al Gobierno de Irán medidas urgentes de seguridad. Por su parte, Jatamí ha condenado duramente los asesinatos. Pero hasta el momento, lo único que se ha visto es su impotencia para hacer frente a estos crímenes. Dentro de la estructura de poder iraní, Jatamí ejerce muy poca autoridad sobre las fuerzas de seguridad y espionaje, que están estrechamente vinculadas con el líder supremo, el conservador ayatola Alí Jamenei.

Ambos sectores del espectro político iraní han ofrecido sus propias explicaciones sobre los asesinatos. La judicatura conservadora culpa de los crímenes a una " conjura inspirada por elementos extranjeros", mientras algunos disidentes alegan la implicación del Ministro de Información iraní. Simpatizantes de Jatamí se preocupan de que los asesinos, sean quienes sean, intenten socavar la credibilidad del presidente y temen que los ataques signifiquen la próxima fase de la lucha conservadora contra el nuevo movimiento de apertura política y cultural que encabeza el líder reformista.

Mustafá Tajzadeh, ministro del Interior, describió la amenaza desarrollada por los recientes sucesos en términos ambiguos: "La anarquía provocará en la sociedad una gran ansia de seguridad y entonces la gente pagará cualquier precio para conseguir esa seguridad, incluso estará dispuesta a perder sus derechos y la libertad".

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