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GENTE

UNOS MACARRONES DE CINE

El cineasta norteamericano Francis Ford Coppola ejerció el pasado domingo de anfitrión y de jefe de cocina de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, donde organizó y dirigió un auténtico rumbón con ron, sangría, baile y música salsa alrededor de las tres gigantescas cazuelas que utilizó para preparar una vieja receta familiar: macarrones al pomodoro con basílico y albahaca. La pasta, la albahaca y el vino tinto y blanco que consumieron las 200 personas que asistieron al fetecún se las trajo Coppola de su propia fábrica en California. Fueron cerca de cuarenta kilos de macarrones (de los que sobró un generoso fondo para las bodegas de la escuela) y cuatro cajas de vino, que viajaron con sigilo por el mundo junto a Coppola para no despertar a los fantasmas del embargo. Por la mañana, Coppola y el cineasta italiano Ettore Scola sostuvieron un coloquio con los mismos alumnos que por la noche ejercieron de pinches en la cocina, y tanto en el aula como en la mesa todos juntos abordaron diversos aspectos de la creación cinematográfica, de cómo se hace un buen guión y de cuál es el punto exacto de la pasta. Victoria Cerezo, una alumna española de la escuela que ha pasado por un taller de dirección escénica, decía con el plato de macarrones en la mano que Coppola le había enseñado en estos días que lo importante es contar buenas historias y hacerlo de forma sencilla. A la hora del banquete ocurrió un pequeño incidente, cuando alguien exclamó: "Me ha caído un pelo en la pasta". Nadie puso cara de asco, y al elegido más de uno le quiso cambiar el plato.-

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