Domínguez Ortiz sostiene que las fiestas eliminan tensiones sociales
"Las fiestas son una necesidad para el buen funcionamiento del grupo humano. Sirven de catarsis para eliminar tensiones y poner esperanza y poesía sobre todo en aquellos grupos maltratados por la vida que necesitan que una sociedad a menudo injusta les ofrezca una compensación". El historiador Antonio Domínguez Ortiz ha escrito Sevilla en fiestas, una pequeña publicación en la que repasa las fiestas populares, civiles y religiosas de la capital andaluza que acompaña a la agenda de 1999 del Partido Andalucista, presentada ayer por Alejandro Rojas-Marcos. En opinión del historiador, los festejos "introducen una tregua entre las clases enfrentadas entre sí y las reúne en una alegría o dolor común". En ellos, agregó, "se verifica un acercamiento y comunión de las clases que no destruye los órdenes, pero que reconstituye la comunidad primitiva que desapareció al empuje de los egoísmos, la violencia y las clases". Para el académico, las celebraciones y festividades no son un tema baladí. "La fiesta es uno de los símbolos de identidad de un pueblo. Algunas se pueden rastrear desde la antigüedad y han llegado hasta hoy conservando la semilla primitiva, como las Hogueras de San Juan, cuyo origen se remonta a tiempos prehistóricos". En el texto, Domínguez Ortiz hace una reflexión sobre el origen histórico y el significado de las fiestas en general y de las de Sevilla en particular, ciudad que, según el académico, ha conservado la mayoría. "De las antiguas, casi todas se conservan modificadas, salvo unas pocas como la del Obispillo, en la que un seminarista de poco fuste adquiría categoría de prelado y dictaba mandatos ridículos con los que el pueblo se divertía. La Iglesia la prohibió por irreverente", explicó el historiador, para quien el calendario festivo y de celebraciones de Sevilla es difícilmente superable en cantidad y calidad.
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