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Tribuna
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Homenaje

Félix de Azúa

Ahora que buena parte de la universidad española se desliza hacia el modelo "oficina siniestra de La Codorniz", es el momento de recordar a algunos profesores que dieron dignidad a la institución. Por ejemplo, José María Valverde, un poeta que siempre anduvo a contrapié del lugar común y lo políticamente correcto. Valverde ejercía de católico militante cuando lo popular era ser revolucionario, pero cuando los revolucionarios abrazaron las correctas virtudes burguesas, Valverde se hizo comunista. Ahora bien, en su etapa de católico abandonó la universidad porque los ministros de Franco expulsaron a García Calvo, Tierno Galván y Aranguren por rojos. Sería católico, pero fue el único que consideró incompatible su docencia con la barbarie. Insisto: el único que renunció voluntariamente a la cátedra como protesta contra la represión. Algunos revolucionarios de entonces se burlaron de su gallardía, los recuerdo perfectamente. Por eso decía Orwell que muchos revolucionarios no son sino trepadores con una bomba en el bolsillo. Tras regresar del exilio a su cátedra de Barcelona, se empeñó en explicar los poemas de Machado a unos estudiantes que respondían con diagramas arbóreos cuando se les preguntaba "¿qué significa este poema?". Valverde detestaba el fraude intelectual, sobre todo si se disfraza de tecnicidad. Ir a redropelo de la farsa elevada a verdad correcta y popular, fue su magisterio. No cabe mejor enseñanza que desmontar pacientemente la verdad oficial y ayudar a los alumnos a quitarse la venda de los ojos, sin paternalismo, entre secuaces. De aquel ciudadano irreprochable publica ahora la editorial Trotta sus Obras completas. Leyéndolas oímos su voz y querríamos que resonara en las aulas. Es un sonido que barre fantasmas como la luz del sol fulmina vampiros.

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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