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Entrevista:GIULIO GIRARDI [EP] FUNDADOR DE CRISTIANOS POR EL SOCIALISMO

"Cada vez nos cuesta más creer en la posibilidad de una sociedad alternativa"

Fundador de Cristianos por el Socialismo (CPS) en el Chile de 1973, durante el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, Giulio Girardi (El Cairo, 1926) es la persona que mejor simboliza este movimiento en el plano internacional. De origen libanés e italiano, pero de formación francesa, se ordenó sacerdote en 1950 y ejerció como profesor de filosofía política en diferentes instituciones católicas, de las que fue expulsado por su condición de cristiano marxista. Actualmente está jubilado, pero no ha cesado en su lucha por defender los derechos de los pueblos indígenas de Nicaragua, México o Bolivia. Sigue conservando el espíritu que le movió a romper con el modelo de sociedad capitalista. Así lo demostró el pasado lunes, en la clausura de las jornadas que el CPS celebró en Barcelona el pasado fin de semana. Pregunta. ¿Quiénes eran Cristianos por el Socialismo hace 25 años? Respuesta. Personas que habían cobrado conciencia de que la organización del mundo era completamente injusta. En aquel momento, el compromiso liberador se concretaba en un proyecto de sociedad alternativo al del capitalismo, que llamábamos sociedad socialista, y que se sustentaba en la teoría marxista. Pero en un marxismo liberado de sus componentes ateos; humanista y libertario. P. ¿Y quiénes son hoy? R. Existe entre lo que fuimos y lo que somos una continuidad. Sin embargo, pasamos por una situación profundamente nueva que nos plantea otros problemas y exige nuevas orientaciones. En los años setenta sabíamos cuál era la alternativa al capitalismo y lo expresábamos a través de esta opción socialista. Ahora no tenemos tan claro qué es el socialismo y nos encontramos en una actitud de búsqueda. P. ¿Cuáles son esos nuevos problemas? R. Las formas de compromiso liberador más urgentes son, por ejemplo, el compromiso por la liberación de la mujer, de los indígenas, de los negros, de los homosexuales y de la naturaleza. Hay toda una serie de sectores que la fórmula por el socialismo no contempla explícitamente y que sentimos necesidad de expresar. En los setenta nos sentíamos seguros de que la alternativa al capitalismo era posible. Hoy, en cambio, nos cuesta mucho más fundamentar esta certeza y sentimos la exigencia de refugiarnos en la utopía, en este sueño de una sociedad distinta sin saber si se podrá realizar algún día. P. ¿Cómo ve la aceptación hoy de la existencia de cristianos socialistas por parte de los partidos políticos? R. En el ámbito teórico, nosotros no dudamos sobre ser socialistas y comunistas. Pero muchas veces nos falta el interlocutor, ya que gran parte de partidos comunistas han desaparecido o han cambiado sus referentes teóricos. Por tanto, este problema de relacionar a los cristianos con movimientos marxistas, por lo menos en los países occidentales, ya no existe. Los partidos comunistas que continúan son, en la mayoría de los casos, pequeños y han superado este problema. P. Pero la jerarquía eclesiástica católica parece que no acepta todavía este hecho. R. Nos encontramos ante una nueva relación con la jerarquía de la Iglesia: puede pensar lo que quiera. Nosotros tenemos nuestra conciencia, nuestra inteligencia y autonomía. Con esta autonomía y esta experiencia estamos convencidos de que podemos ser marxistas. Para nosotros ya es suficiente que, por parte de los marxistas, haya apertura. Evidentemente, esperamos que la jerarquía eclesiástica lo entienda algún día, pero este es un proyecto ambicioso y no queremos esperar a que se realice para poder tomar nuestras decisiones.

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