Dos astronautas salen del 'Endeavour' para activar la Estación Espacial Internacional
En el ensamblaje se comprobó que dos antenas del segmento ruso no se habían desplegado
Jerry Ross y Jim Newman, astronautas del transbordador Endeavour, salieron ayer de la nave, en el primero de los tres paseos espaciales previstos en su misión, para enlazar las conexiones eléctricas y de comunicaciones entre los dos primeros segmentos de la Estación Espacial Internacional (ISS). El módulo ruso Zariá fue capturado con éxito por la nave el domingo y unido al módulo Unity, de EE UU, sujeto en la bodega del Endeavour. Es la primera misión de montaje en órbita de la ISS, a la que seguirán medio centenar de lanzamientos en los próximos cinco años.
"El sistema nervioso, si no el corazón mismo de la ISS, cobrará vida" cuando los controladores de vuelo en la Tierra envíen la señal de encendido a los dos módulos unidos, comentó en Houston el director de vuelo Bob Castie. Enlazar ese sistema nervioso es, precisamente, la misión de Ross y Newman en los tres difíciles paseos espaciales de seis horas y media cada uno que tienen programados.
Ayer salieron por la escotilla del Endeavour al filo de la medianoche en España, en unas emocionantes imágenes transmitidas en directo por la NASA. Después empezaron a unir los cables (unos 40) de energía y comunicaciones entre los dos segmentos, que quedaron ensamblados por unos anillos de atraque el pasado domingo. Técnicamente se puede decir que, desde ese momento, existe la ISS, que tendrá, dentro de cinco años, un centenar de módulos de EE UU, Rusia, la Agencia Europea del Espacio (ESA), Japón y Canadá.
"La primera EVA [siglas de extra vehicular activity o paseo espacial] es, con mucho, la más difícil", comentó Ross poco antes de salir de la nave. "Es el que hace falta para unir los elementos de la estación que están ahí fuera y permitirnos empezar a activar el módulo construido en Estados Unidos". La mayor parte del cableado de la ISS va por fuera para evitar una maraña de cables como la que recorre los pasillos interiores de la vieja estación Mir rusa.
Martillos especiales
En esta misión, el Endeavour lleva 135 herramientas, que van desde destornilladores eléctricos a martillos especiales que reducen el retroceso y las vibraciones cuando se golpea algo, para facilitar así el trabajo fuera de la nave. Parte de este material será dejado en el módulo Unity para que lo utilicen los fontaneros espaciales de próximas misiones.
Los paseos espaciales siempre son emocionantes, pero también arriesgados, para los astronautas. Cuando Ross y Newman se desplazan hasta el extremo del módulo ruso (un cilindro que, colocado sobre el Unity, forma una torre perpendicular al plano de la bodega del Endeavour) están a una distancia de la nave equivalente a siete pisos, de un edificio. En el espacio, en ausencia de gravedad, no hay peligro de caída, pero sí supone un riesgo añadido alejarse de la nave.
El módulo Zariá proporcionará energía y sistemas de navegación durante las primeras etapas de montaje de la ISS, mientras que el Unity es un panal con dispositivos de enlace para otros módulos y un anillo de atraque para las naves espaciales. El comandante de la misión del Endeavour, Bob Cabana, y la astronauta Nancy Currie protagonizaron el domingo pasado las maniobras de captura del módulo ruso en una operación difícil pero similar a las realizadas anteriormente para atracar los transbordadores de la NASA a la estación Mir.
De hecho, el programa de EE UU y Rusia en la vieja estación orbital tuvo por objeto principal, además de la componente política, ensayar los acoplamientos entre artefactos espaciales de las dos potencias.
El enlace entre los dos primeros módulo de la ISS comenzó el pasado domingo tras dos días de ajuste de órbita del Endeavour en busca del Zariá. En ese momento sobrevolaban Rusia —a 28.000 kilómetros por hora— para facilitar la comunicación a Moscú.
Desde la nave vieron el módulo cuando estaba a unos 100 kilómetro de distancia. Cabana y el piloto Rick Sturckow fueron acercando el Endeavour al Zariá y maniobrando a su alrededor. La operación ganaba en complicación por momentos porque, cuando la distancia entre ambos, artefactos era de unos 20 metros, el Unity impedía la visibilidad desde la cabina, y a partir de ese momento, tal y como estaba previsto y ensayado, los astronautas se orientaron con las cámaras de televisión instaladas en la nave y el nuevo sistema de visión desarrollado por Canadá.
Por fin, cuando el Zariá estaba a sólo tres metros de la escotilla del Unity, Currie, también utilizando las cámaras, agarró el módulo ruso con el brazo articulado de 50 metros de longitud. Una vez sujeta la gigantesca pieza (en la Tierra pesaba 20 toneladas), fue moviéndola muy despacio hasta colocarla frente al anillo de conexión del Unity. Tardó una hora y media en ejecutar esta operación.
Cuando los dos módulos estaban alineados a pocos centímetros, Cabana encendió los motores del Endeavour para impulsar el vehículo hacia el Zariá y enganchar los dos anillos de atraque de aproximadamente un metro de diámetro. Las dos piezas juntas tienen una masa de 35.000 kilos.
Al acercarse al módulo ruso, los astronautas comprobaron que dos antenas del Zariá, no se habían extendido, tal y como se sospechaba desde el lanzamiento el pasado día 20.
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