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Los españoles valoran la Carta Magna porque garantiza sus libertades

Javier Casqueiro

La mayoría de los españoles respeta la Constitución de 1978, está bastante satisfecha con su funcionamiento, deposita en ella un alto grado de confianza y valora que garantiza las libertades, que se aprobó por consenso y que afronta la solución de los problemas de España de forma pacífica. Ésta es la conclusión de la "serie histórica" de preguntas sobre la Constitución efectuada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) durante diez años.

El referéndum que ratificó la Constitución de 1978 contó con el voto afirmativo del 59,40% de los españoles y del 87,79% de los participantes en la consulta (el 67,66% del censo). Ahora, 20 años después, el CIS dispone de una larga "serie histórica" de preguntas, las que expresan una tendencia más creíble, relativas a la Carta Magna. Destaca la que ha interrogado en la última década (hasta 1996) respecto a la satisfacción ante esta ley fundamental. Los sondeados muy o bastante satisfechos han oscilado entre el 51% y el 69% frente a los que han afirmado no estarlo (entre el 19% y el 35%). Ésa es la proporción entre 1987 y 1996, excepto en 1994, cuando los primeros (48,7%) sólo aventajaban a los segundos (40,7%) en ocho puntos.Es un panorama prácticamente similar al de la serie que ahonda sobre la confianza en la eficacia de la Constitución. Los que aceptan tener mucha o bastante han variado entre el 50% y el 65% frente a los escépticos (entre el 22% y el 33% ). También en este escenario hay una excepción, 1996, cuando ambos bloques casi empataban (45,9% por 45,6%). El listado que interrogó en esos mismos años sobre el respeto a la Carta Magna ofrece un resultado a favor de los que responden que mucho o bastante, que ha fluctuado entre el 41,7% y el 59%. Entre el 26% y el 34% han estimado que se respeta poco o nada el texto constitucional.

Sólo en 1996 esa curva se invertía y eran mayoría (47,3%) los que opinaban que se respetaba poco o nada ante los que mantenían (41,7%) que sí. Cuando se profundizaba en los porqués, los consultados detallaban en primer lugar que porque los derechos y las leyes no se cumplían (21,7%) y porque cada uno iba a lo suyo (12,8%); luego, arremetían (10,1%) contra los Gobiernos y los políticos.

Resolver los problemas

Lo que los españoles, alrededor del 40%, han considerado más importante de la Constitución durante el decenio 1984-1994 es que garantiza la libertad. El segundo factor y el tercero resaltados son, indistintamente y en niveles entre el 10% y el 20%, que se acordó entre todos y que sirve para resolver los problemas del país por medios pacíficos. El polémico reconocimiento del derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones es subrayado normalmente por sólo un 6%.Según estos sondeos, los españoles no expresan ningún temor a la modificación de la Carta Magna. La cuestión se formula así: "Como seguramente sabe, hay gente en España que considera que la Constitución debería reformarse en algunos puntos; otros, por el contrario, consideran que debe quedarse tal como está. ¿Usted, personalmente, es de los que creen que hay que reformarla o de los que creen que hay que dejarla como está?".

En 1987 el asunto quedaba prácticamente en un empate. Los que deseaban reformarla sumaban el 32% frente al 33% que no la tocaría. Los que abogaban por retocarla aludían a mejorar la administración de justicia y el apartado de las autonomías, así como a adecuarla a la realidad. Entre 1988 y 1990 eran mayoría (41% y 40%) los que defendían su reforma frente a los inmovilistas (24% y 28%).

En 1991 la pregunta abordaba si existían razones suficientes e importantes para justificar su reforma y sólo un 23% respondía que sí. El 44% dijo entonces que funciona bien como estaba. Entre los primeros, un 17% apuntaba la necesidad de reformar las autonomías y un 15% quería endurecer el Código Penal mientras que un 16% justificaba su posición en una presunta mejora del texto.

Entre 1992 y 1995 los que sostenían que sería buena la reforma volvían a ser mayoría (46%, 39,7%, 43,4% y 46,1%, sucesivamente) frente a los que preferían no tocarla (23%, 32,1%, 34,6% y 32,5%).

El sondeo de 1995, el último de esta serie, volvía a requerir a los partidarios de la reforma (46,1%) en qué aspectos la afrontarían. La mayoría (21,4%) señalaba a la mejora de la justicia y luego a endurecer los castigos e introducir la pena de muerte (19,3%) y a mejoras sociales (14,6%).

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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