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Así desnudarán a los corredores

Los ciclistas, primeros deportistas que pasarán pruebas médicas ante su federación

Carlos Arribas

La Unión Ciclista Internacional (UCI) dispondrá dentro de un año de la base de datos soñada por cualquier investigador o fisiólogo. Un material por el que cualquier equipo rival daría millones. Conocerá la federación de los ciclistas todas las intimidades biológicas de los más de mil corredores profesionales; los avatares, altas y bajas de sus indicadores vitales, a lo largo de todo el año. Tendrá material, por fin, para sacar conclusiones científicas, para hacer un poco de claridad en medio de la bruma que envuelve el espinoso y controvertido asunto del dopaje.Con la colaboración del médico de los equipos, la UCI desnudará a los ciclistas un mínimo de cuatro veces en 1999, y un máximo, para los italianos, de 12. Con ellos, los especialistas de la UCI podrán elaborar el perfil exacto del ciclista profesional, el deportista de élite más afectado por las sospechas de dopaje. Es la única manera de intentar frenar el consumo de sustancias, como la EPO, la hormona del crecimiento o los perfluorocarbonos, indetectables en los tradicionales análisis de orina.

El ciclismo, como en el caso de los análisis antidopaje hace 30 años, volverá a ser pionero. Cuando los expertos independientes afirman que la batalla meramente represiva no llevará a ninguna parte y que se impone una lucha contra el dopaje basada en la reducción de los riesgos para la salud, el ciclismo ahí está, desnudándose. Los sucesos del último Tour le obligan: está condenado a tener que demostrar su inocencia ante cualquiera que se lo pida.

El striptease, de todas maneras, creará controversia, ya que su obligatoriedad roza con los derechos individuales de toda persona a preservar su intimidad y a las obligaciones de los médicos de guardar secreto. Los resultados de los análisis son propiedad de los corredores, pero el reglamento que ultima la UCI añade que tendrá acceso a ellos, aparte del médico del equipo, el médico controlador del propio organismo internacional. También es susceptible de despertar protestas el papel sancionador que se otorga a los médicos de los equipos, que deberán promulgar bajas temporales a aquellos corredores cuyos valores se disparen en uno u otro sentido respecto a los que señalen como medios las tablas estadísticas que se elaboren. Pero la queja de los afectados no ha sonado muy alta. Ellos, los ciclistas, ya aceptaron hace dos años que se les midiera el hematocrito en sangre como vía indirecta para detectar el abuso de EPO. Exceptuando el esquí de fondo, ningún otro deporte ha seguido su senda y el propio COI ha desistido de entrar en la vía de los análisis de sangre.

"Los ciclistas no se quejarán porque, por lo menos en España, los exámenes que pide la UCI se los llevan haciendo años", dice José Luis Laguía, presidente del sindicato español. "No será ninguna novedad para ellos". A partir del 1 de enero, la UCI exigirá que cada dos años, y cada vez que cambie de equipo, todo ciclista se someta a un examen cardiológico, que incluya un ecocardiograma y un test doppler, efectuado por un cardiólogo que no tenga nada que ver con el equipo, una radiografía de tórax y un examen de la vista. Además, cada mes de enero el equipo someterá a sus corredores a la siguiente batería de pruebas: análisis de orina, análisis hematológico (anemia, hierro, infección, velocidad de coagulación, hematocrito, hemoglobina), transaminasas para comprobar la marcha de la función hepático-biliar y de la vesícula, la CK para comprobar el trabajo muscular, creatinina, urea, ácido úrico, proteínas totales, potasio y albúmina, además de la TSH (glándula tiroidea, fabricante de gran número de hormonas), prolactina (comprobación del estrés) y cortisol. Cada tres meses, el análisis será más reducido: orina, hematológico, transaminasas, CK y creatinina. "Más que nada, son análisis de estado de salud y para comprobar el sobreentrenamiento", dice el fisiólogo Alejandro Lucía. "Son análisis que la mayoría de los equipos hacen regularmente. Se verá en casi todos un daño hepático elevado porque el ciclista sufre bastante destrucción muscular, y poco más". Como coletilla a sus frases de buenas intenciones, la UCI siempre añade que este seguimiento médico permitirá, poco a poco, dar con indicios, que no pruebas, de la utilización de productos prohibidos, o sea, serán una vía indirecta para dar con substancias indetectables. "Indicios, efectivamente, o sospechas, aflorarán, pero no mucho más", añade Lucía. "Por ejemplo, se puede sospechar del consumo de testosterona exógena si se comprueba que de un análisis a otro ha bajado la endógena producida por el organismo del deportista y quizás esto también será aplicable para la hormona del crecimiento, pero no dejarán de ser indicios".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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