_
_
_
_
Entrevista:JAVIER TORRES VELAPRESIDENTE DEL PARLAMENTO ANDALUZ

"Necesitamos un pacto para otros 20 años"

Luis Barbero

Javier Torres Vela, 45 años, presidente del Parlamento andaluz, reflexiona en sobre la Constitución y el futuro modelo de Estado. Pregunta. ¿Qué balance hace de la Constitución de 1978, y en concreto del diseño autonómico? Respuesta. La Constitución ha dado el periodo de estabilidad democrática más largo de nuestra historia. Resuelve casi todos los contenciosos históricos y crea un modelo autonómico que da equilibrio en la distribución territorial del poder. P. ¿Considera que el debate sobre el modelo de Estado se ha abierto demasiado pronto? R. Se ha abierto en su momento, porque estamos al final de un ciclo. Lo estamos por tres motivos. Las comunidades que habían accedido a la autonomía por el 143 [comunidades de vía lenta] están reformando sus estatutos para alcanzar el nivel del 151 [vía rápida], con lo cual todas las comunidades están llegando al techo competencial. Segunda cuestión: desde 1993, la constitución de CiU como partido bisagra está afectando a la estructura del Estado, puesto que uno de los elementos de la gobernabilidad es el sistema de financiación y ese es un tema muy importante que no se debe debatir nunca entre dos. Y el tercer elemento es que ha irrumpido con toda potencia la construcción de la Unión Europea a partir del Tratado de Maastritch. Todos esos elementos dicen que estamos en el final de una etapa, que estamos ante la necesidad perentoria de un nuevo pacto a nivel de Estado, en el que deben participar los grandes partidos españoles y los grandes partidos nacionalistas para decidir cómo andar otros 20 años. P. ¿Estos pactos implicarían una reforma constitucional? R. Los nuevos pactos deben resolver dos cuestiones: el sistema de financiación y la reforma del Senado. Y las sitúo juntas porque desde mi punto de vista deberían abordarse simultáneamente. Si hacemos un Senado que cumpla el papel de auténtica Cámara de representación territorial, el papel que cumple en los estados federales, debe ser un Senado que esté muy ligado al sistema de financiación. Discusiones sobre el dinero y el reparto del dinero existen en todos los estados federales y no hay que escandalizarse. Lo que tienen esos estados federales son instrumentos donde discutir todos. No la sensación que pueden tener las comunidades de Andalucía, Extremadura o Galicia de que se está discutiendo el reparto de sus recursos entre dos. P. ¿Cómo se puede conciliar el establecimiento de unas relaciones financieras estables entre las autonomías y la Administración central? R. Se puede conciliar. De hecho, se lleva conciliando desde hace tiempo. Sólo los dos últimos sistemas de financiación, y con matices, han tenido algo de discusión. El anterior lo cuestionó sólo Galicia. Y éste lo cuestionan Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, y ahora se acaba de sumar el principal artífice, que es Pujol. Esto quiere decir que aquí hay un problema que hay que resolver. Si acordamos un sistema de financiación y vamos a un Senado de las características necesarias, hay que reformar la Constitución. Reformarla para que ese Senado tenga sentido. Mi opinión es que basta con reformar los artículos que se refieren al Senado y no hay por qué tocar el título VIII. P. ¿Esa reforma significa ir definitivamente hacia un Estado federal? R. Sí. Estamos abocados a un Estado federal. Bueno, España ya es un estado federal, pero le faltan instrumentos federativos. Es en el sistema de financiación en lo que hay que ponerse de acuerdo y hay dos principios constitucionales que hay que seguir: el de autonomía financiera y el de solidaridad. El Estado tiene que seguir teniendo en sus manos elementos de solidaridad y cohesión social. Más descentralización y subsidiariedad, sí, pero pongámonos de acuerdo en los elementos de cohesión. P. ¿Cómo se pueden impulsar esos pactos que usted defiende? R. Debe impulsarlos el Gobierno de la Nación. El debate de las distribución del poder político no se puede desarrollar sin el consenso. Nunca se puede resolver entre el PP y Convergència, o el PSOE y Convergència. Se tiene que resolver en un pacto entre todos, porque estos pactos son los únicos estables. Debe impulsarlos el Gobierno, deben participar todos los grandes partidos, debe encontrar un foro multiterritorial, un Senado nuevo en el que estén todas las comunidades autónomas. P. ¿Pone fecha? R. Se va avanzando y cuando pasen los procesos electorales, catalanas, municipales y europeas, todo este rompecabezas empezará a resolverse. Estoy seguro de que alcanzaremos un acuerdo que nos dé otros 10 o 15 años de estabilidad. Luego habrá que volver a dialogar.

"Se hace demasiada demagogia con Andalucía"

Pregunta. ¿Puede quedar Andalucía en segunda fila ante una hipotética reforma? Respuesta. ¿Alguien me puede explicar por qué Andalucía tiene que aceptar un papel subordinado, política o económicamente? ¿En qué razones se basan, en históricas? España no es una realidad metafísica, ni Cataluña, ni el País Vasco. Son realidades dinámicas. En esa España, Andalucía elige un camino y se convierte en tan nacionalidad histórica como las demás. Si por nacionalidad histórica se entiende lo que la Constitución dice, que es aquellas tres que habían plebiscitado, Andalucía ya ha plebiscitado la suya. La historia no puede justificar un privilegio. Si analizamos los dos últimos siglos, ¿a quién han favorecido más las decisiones políticas y económicas del Gobierno central? ¿quién facilita el desarrollo industrial catalán, quién decide la concentración industrial en el norte de España? Hagamos las cuentas desde 1978. Cataluña, el País Vasco o Madrid partían con ventaja. Andalucía sólo tenía la autopista Sevilla-Cádiz. ¿Cuántas había en España? Se ha dicho que Andalucía está subsidiada por el PER, pero el PER no es ni el 10% de las ayudas al carbón. El PER, desde 1982 hasta aquí, es inferior al coste de la reconversión siderúrgica. Nuestro problema es que teníamos un excedente de población agraria y, o bien reconvertíamos la agricultura o permitíamos el hacinamiento en los suburbios de las grandes ciudades. Se optó por una reconversión de la agricultura bastante barata en costes políticos, económicos y sociales. Se hace demasiada demagogia cuando se habla de la Andalucía subsidiada. P. En esa tesis de la España dinámica, hay un hilo conductor, que ya Ortega y Gasset apuntó: las dificultades de cohesión y la aspiración a hacer compartimentos estanco. R. Yo me siento profundamente andaluz a la vez que español. No tengo ese problema. La España constitucional de 1978 es plural. Por primera vez en la historia se ha conseguido. P. ¿Considera que la Declaración de Mérida va contra la tradición federal del PSOE? R. La Declaración de Mérida reafirma la vigencia de la Constitución de 1978 ¿Eso es reaccionario? Defender la Constitución es lo más progresista que se puede hacer. Se presenta como un frente españolista de tres presidentes autonómicos, pero la imagen esta distorsionada. Es un compromiso con la Constitución. Defender la Constitución es también defender sus posibilidades de reforma, pero de acuerdo con unas reglas del juego que hemos aceptado soberanamente.

"El PNV utiliza la tregua de ETA para sacar ventaja"

Pregunta. Usted habla de relaciones de igualdad, pero las comunidades periféricas parecen no querer llegar a esa situación. Respuesta. Distinguiría las comunidades de los partidos nacionalistas de esas comunidades. En España hay un sentimiento profundo a favor de las autonomías. La gente no quiere vueltas atrás en el Estado uniforme pero tampoco quiere el Estado disgregado. El reto es definir cuáles son los instrumentos de cohesión. Qué papel queremos que juegue el Estado como elemento de cohesión en un territorio que se llama España. P. ¿Las reclamaciones nacionalistas qué sentido tienen, de poder o de dinero? R. Puede haber de poder y de dinero. No es lo mismo un nacionalismo que otro, como se ha demostrado con la Declaración de Barcelona, en la que las fuerzas nacionalistas no han podido llegar a un acuerdo. Lo que plantea Pujol ahora mismo es económico. El planteamiento de Arzalluz es distinto. Todo el debate autonómico se ha distorsionado por la tregua de ETA. Hay un elemento positivo que es que ETA ha dejado de matar, pero el PNV lo está intentando utilizar para sacar ventaja política, hecho que es inaceptable. Yo por eso no me limito a establecer una línea común en todos ellos, cada cual tiene sus peculiaridades y sus estrategias, como es el caso del PA en nuestro caso. P. Izquierda, derecha, nacionalistas, no nacionalistas, ¿demasiadas variables para llegar a un consenso? R. Sí, pero ahora hemos conmemorado el 4 de diciembre de 1978 y he estado reconstruyendo las circunstancias de aquel momento. Si se miran, era casi imposible que se produjese un consenso. Había una polarización casi absoluta entre el PSOE y UCD, estaba el PSA con un ataque sistemático a los dos grandes partidos, el PCE con su hostigamiento al PSOE, Alianza Popular era extraparlamentaria. Plácido Fernández-Viagas consiguió un acuerdo de mínimos, pero logró cambiar la estructura territorial de España, porque llevó al 28 de febrero. Lo único que acordaron aquellos partidos fue que Andalucía llegase a la autonomía plena. En este debate podemos ponernos todos de acuerdo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_