El Celta se pone a su ritmo europeo
El equipo vigués resolvió con buen juego su trámite de Salamanca antes de viajar a Liverpool
Antes de decidirse por determinados planteamientos, los entrenadores deberían meditar si merece la pena apostar por una fórmula que se puede derrumbar al primer golpe del infortunio. Pero en la nutrida historia de la tozudez humana, los señores del banquillo ocupan un lugar destacado y los hay que están dispuestos a mantener sus propósitos hasta el final por mucho que la realidad acabe contradiciéndoles.A Miguel Angel Russo, el discutido técnico argentino del Salamanca, su plan le duró seis minutos, el tiempo que tardó el Celta en sacar provecho de su continuado acoso inicial y batir la meta de Stelea.
El plan de Russo consistía en la vieja fórmula de verlas venir. O sea, agruparse atrás, regalarle la pelota al contrario y esperar a que algún balón robado le deparase la oportunidad del contragolpe, esa especie de fetiche de los entrenadores modernos. Pero cederle la pelota al Celta, a este admirable Celta de la elaboración minuciosa y delicada, es un suicidio, como lo demostró la realidad del partido frente a los planteamientos teóricos de la pizarra. El Celta aceptó la invitación a jugar, encerró al Salamanca, y a los tres minutos ya había tenido dos ocasiones de gol: un lanzamiento de falta de Mostovoi y un remate de Berges. El gol llegó a la tercera, en un barullo tras la salida de un córner que brindó la ocasión del disparo a un futbolista tan poco asiduo del gol como Mazinho. Al brasileño le acompañó la suerte, porque el balón botó muy fuerte sobre el césped y descolocó a Stelea.
SALAMANCA 1
CELTA 1Salamanca: Stelea; Corino, Leo Ramos, Lanna; Edu Alonso, Tomás (Marinescu m. 61), Giovanella, Vellisca; Barbará, Munteanu; y Cardetti. Celta: Dutruel; Míchel Salgado, Cáceres, Djorovic, Berges; Mazinho, Makelele; Karpin, Mostovoi (Tomás m. 60), Revivo (Bruno Caires m. 73); y Penev (Sánchez m. 65). Goles: 0-1. M. 6: Balón que sale rechazado tras un saque de esquina, Mazinho recoge fuera del área, dispara fuerte y el balón entra después de rebotar sobre el césped. 1-1 M. 87 Un centro desde la izquierda que supera a Dutruel y Cardetti marca de cabeza. Árbitro: Losantos Omar. Amonestó a Revivo, Tomás (Salamanca) y a Cáceres del Celta de Vigo. Estadio Helmático, alrededor de 5.000 espectadores.
Ahí se derrumbaron todos los planes de Russo, y el Salamanca se encontró con que tenía que tirar a la basura el guión que el entrenador había colocado bajo el brazo de cada futbolista. En estos casos, suele ocurrir que aunque el equipo es consciente de que ha de cambiar su actitud, a los jugadores les cuesta trabajo adaptarse a una situación para la que no estaban preparados. Y así le fue al Salamanca en la primera parte, debatiéndose entre la obligación moral de atacar y las instrucciones contrarias que figuraban en el manual repartido en la caseta.
Se esperaba que Víctor Fernández reservase a varios titulares para Liverpool, pero a la hora de la verdad el entrenador del Celta sólo se permitió la licencia de sentar a Sánchez y brindar a Revivo, ausente un mes y medio por lesión, la oportunidad de reaparecer. Así, el Celta compareció con el mismo equipo que inició la temporada. Tras dos semanas consecutivas sin ganar, Víctor lanzaba un mensaje: Europa alimenta muchos sueños, pero el jornal hay que ganáserlo en cada fin de semana de Liga. Pero el Celta, claro está, también pensaba en Liverpool y aprovechó el gol tan prematuro para tomarse una tregua. Le recordó al Salamanca que el turno era suyo, dio un par de pasos hacia atrás y se dedicó a vivir de lo que pretendía el cándido Russo, es decir, del contragolpe. Eso sí, siempre exquisitamente elaborado, sin un mal pelotazo que estropease la figura de un equipo respetuoso con la estética.
El Salamanca fue tomando conciencia de su nuevo papel según avanzaba el partido. Sus ataques fueron cada vez más intensos. Hasta que, apenas a cinco minutos del final logró el empate con una clásica jugada: centro del extremo izquierdo y remate de cabeza.
El Salamanca descubrió entonces el verdadero fútbol de ataque. Recuperó un plan para el partido cuando ya se acababa.
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