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LOS PRESUPUESTOS EN EL SENADO

De las presas a la ingeniería financiera

Miguel Ángel Noceda

En 1945 nacía Unidad Eléctrica Sociedad Anónima (Unesa), una empresa para aglutinar a las eléctricas que funcionaba como una patronal, aunque con mucho más poder. Al frente de Unesa estuvo, hasta bien entrada la democracia, José María Oriol (padre del actual presidente de Iberdrola, Íñigo Oriol), que hacía y deshacía a su antojo. En época de Franco, los ministros de Industria de turno tenían que resignarse a que el patriarca del sector eléctrico -entonces al frente de Hidroeléctrica Española (Hidrola)- despachara directamente con el dictador y se sacara leyes o anulara otras que habían aprobado el consejo de ministros de acuerdo con los intereses sectoriales.El poder de Oriol (padre) permaneció hasta que murió, ya en la etapa socialista. Aunque había dejado la presidencia, tuvo tiempo de negociar los famosos intercambios de activos y la moratoria nuclear que decretó el primer Gobierno del PSOE. Antes, en plena época de euforia, había dirigido el desenfreno inversor de las eléctricas en centrales nucleares que les llevó a endeudarse en más de cinco billones de pesetas y a que sus costes no pudieran ser cubiertos con una tarifa regulada. Las empresas -nacidas como pequeños saltos de agua- se fueron juntando hasta formar grandes conglomerados industriales que hoy tienen poco que ver con aquellos orígenes y que se han metido en otros campos alejados del kilovatio.

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Ejercicio de poder

Hoy sólo hay cuatro grandes compañías -la expública Endesa, Iberdrola (fusión de Iberduero e Hidrola), Unión Fenosa e Hidrocantábrico-, pero siguen ejerciendo el mismo poder, con los mismos tic, las costumbres de antaño y el férreo control de la gran banca.En tiempos de UCD, papeles elaborados por Unesa trataban de influir en los Planes Energéticos Nacionales. Con los socialistas, su peso fue más discreto. La última demostración de su poder de convicción ha sido el episodio de la llamada titulización.

En época socialista ya se emitieron títulos por un valor cercano a los 700.000 millones de pesetas para recuperar las inversiones en centrales nucleares que quedaron paralizadas para siempre (Valdecaballeros, Lemóniz y Trillo2). Ahora, se quieren emitir títulos por más de un billón de pesetas para "compensar" los supuestos costes futuros que provienen de la liberalización del sector por la entrada de la competencia. Paradojas del libre mercado.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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